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Disputa en el ICCAS ¿ganancia para el régimen?

Andy Gómez
Andy Gómez / Foto: Cortesía

Desde la designación de un director interino en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS), el ambiente comenzó a caldearse tanto a nivel académico como político.

La periodista Fabiola Santiago, columnista del diario El Nuevo Herald, publicó un artículo donde resalta como el régimen cubano podría sacarle partido a esta disputa, que involucra al exilio cubano.

Todo comenzó a raíz de la fuerte declaración que ofreció el exdirector del ICCAS Jaime Suchlicki, un duro crítico de la dictadura castrista, con respecto a su salida. Suchlicki afirmó que fue Julio Frenk, presidente de la Universidad de Miami, quien lo obligó a renunciar.

“Suchlicki declaró que Frenk lo obligó a retirarse, y tiene la intención de cerrar el ICCAS, fusionar el instituto con el curso de Estudios Latinoamericanos y llevar a cabo intercambios con universidades cubanas. Suchlicki dijo también que se llevará al instituto y a su equipo al Museo Americano de la Diáspora Cubana, una institución de reciente creación que sufragaron los contribuyentes y que tiene dificultades para sobrevivir sin un respaldo apropiado.” Reseña Santiago en su artículo.

Para el exilio, y todo cubano que honre a su país y desee su libertad, el ICCAS es una parte importante, es una voz privilegiada contra que ataca con bases al régimen, es una casa donde se guarda la historia dorada de la Isla comunista y su herencia.

Pero Andy Gómez, el director interino, afirma que a pesar de que el centro no tiene “gran poder” tiene “cierta influencia”.

“Gómez, un respetado experto por su análisis basado en datos y su mirada realista, salió de su retiro para dirigir el ICCAS mientras se encuentra a un nuevo director. Gómez dijo que mantendrá la misión del centro y continuará respaldando la oposición en Cuba, pero modernizará, buscará ayuda económica y traerá nueva energía al centro con la participación de jóvenes interesados en el tema cubano.”, se lee en el artículo.

A continuación el artículo completo de Fabiola Santiago en el diario El Nuevo Herald

Una serie de problemas sobre la libertad académica y un caldeado ambiente político se están viviendo últimamente en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS) de la Universidad de Miami (UM).

Lo que en esta ocasión ha provocado la polémica es el cambio, la era del acercamiento a Cuba y la desaparición de una generación tanto en La Habana como en Miami.

A la controversia se suma la turbulencia académica de la transición en UM debido al nuevo liderazgo bajo la presidencia del médico y experto en temas de salud Julio Frenk, cuyos abuelos escaparon de Alemania a México en los años 30 y quien es una presencia nueva en el singular paisaje miamense ante los asuntos cubanos. En el 2015, Frenk se convirtió en el sexto presidente de UM luego de ocupar importantes cargos en las prestigiosas Escuelas de Salud y de Gobierno de Harvard.

Cuando la universidad anunció el retiro de Jaime Suchlicki —el único director que ha tenido el ICCAS desde que se fundó en 1999 y un incansable crítico de cualquier tipo de acercamiento con el regimen cubano— Suchlicki salió a la luz pública con otra versión.

Suchlicki declaró que Frenk lo obligó a retirarse, y tiene la intención de cerrar el ICCAS, fusionar el instituto con el curso de Estudios Latinoamericanos y llevar a cabo intercambios con universidades cubanas. Suchlicki dijo también que se llevará al instituto y a su equipo al Museo Americano de la Diáspora Cubana, una institución de reciente creación que sufragaron los contribuyentes y que tiene dificultades para sobrevivir sin un respaldo apropiado.

Para aquellas personas que no viven en Coral Gables y asisten con regularidad a los programas de ICCAS en Casa Bacardí, o no tienen vínculos con la universidad y con los temas cubanoamericanos, la controversia en el ICCAS tal vez no signifique mucho. Sin embargo, durante años el instituto ha sido una importante parte —y quizás, la de más prestigio— del pensamiento conservador sobre Cuba y un tesoro de historia y herencia cultural.

“Un centro como este no tiene un gran poder, sino cierta influencia”, me dijo Andy S. Gómez, uno de los fundadores del instituto.

Gómez, un respetado experto por su análisis basado en datos y su mirada realista, salió de su retiro para dirigir el ICCAS mientras se encuentra a un nuevo director. Gómez dijo que mantendrá la misión del centro y continuará respaldando la oposición en Cuba, pero modernizará, buscará ayuda económica y traerá nueva energía al centro con la participación de jóvenes interesados en el tema cubano.

“Si el presidente intentara cerrar el instituto, yo no habría aceptado este puesto”, dijo Gómez, quien luego agregó que su única diferencia de opinión con Suchlicki tiene que ver con los viajes a Cuba. Gómez ha ido cuatro veces a la isla y considera vital la presencia de académicos donde ocurren los hechos. Dijo estar a favor del embargo y que levantarlo debe estar condicionado por mejoras en los derechos humanos.

Sin embargo, la furia de los partidarios de la línea dura con Gómez, la UM, y los partidarios de un acercamiento con Cuba ha sido virulenta y recuerda a los tiempos en que el Miami cubano era criticado en todo el país por la falta de respeto por la libertad académica y artística. El columnista del Nuevo Herald Andrés Reynaldo argumenta que lo que está ocurriendo en el ICCAS forma parte de una conspiración para y “descubanizar” a Miami (como si ello fuera posible) y “neutralizar a la comunidad de exiliados” para de este modo evitar que ejerza su poder económico, cultural y político con miras a derrotar a la dictadura cubana.

¿Acaso puede haber un regalo más oportuno para el regimen de los Castro que una guerra entre el propio exilio? En cuanto a virtudes académicas, hay poca credibilidad cuando la orden del día se politiza. El ICCAS debe de mejorarse y actualizarse.

La comunidad cubana no es un bloque monolítico de pensamiento y propósito por mucho que un sector del Miami cubano y la clase gobernante en Cuba le gustaría que así fuera. Ambos extremos se parecen. Del mismo modo que la dictadura cubana pretende hablar a nombre del pueblo cubano, los partidarios de la línea dura de Miami no hablan por todos los cubanoamericanos.

Toda la intelectualidad del mundo y el aislamiento de EEUU no ha logrado un cambio de regimen en Cuba en casi 60 años. A pesar de las fuertes palabras del presidente Donald Trump en La Pequeña Habana y la respuesta retórica del gobierno cubano, el presente sigue apuntando al contacto con Cuba.

¿Quién sabe lo que depara el futuro?

Gómez ofrece una perspectiva fuera de lo que se acostumbra a oir de ICCAS.

Los problemas en Cuba, dijo, vienen de antes de 1959 y se remontan al caudillismo, el sistema latinoamericano de dominio social y político a manos de un hombre fuerte.

“El mejor modelo para una Cuba futura no está en China ni en Vietnam, sino en Hialeah, donde un hombre fuerte supervisa un programa avanzado de servicios sociales que apoya la población hasta que florezca la sociedad civil”.

Un lugar, agregó, que sea un hogar para los cubanos de todas las épocas y de todos los puntos de vista.

Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de El Nuevo Herald

Written by John Márquez

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