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AFP: Raúl Castro es el último patriarca de Cuba

Se presume, según sus propios planes, que el 24 de febrero de 2018 su ejercicio como presidente lo dejará, tras obtenerlo en 2006 cuando Fidel, el líder de la “revolución” en Cuba, cayó enfermo

Raúl Castro|CPEM

En Cuba el poder está en la fuerza armada, pero nadie reúne mayor cantidad de poder, autoridad y secretos que el último de los Castro, Raúl. El general de tez arrugada, que estrechó su mano con los Estados Unidos tras 50 años de conflictos y flexibilizó el único sistema comunista de Occidente, refiere la agencia AFP.

Raúl ya tiene los días contados, en cuanto a su mandato. Hoy se verá ante su última aparición, como presidente, en los actos del 26 de julio, Día de la Rebeldía Nacional, que se celebra tras el ataque al Cuartel Moncada en 1953.

Se presume, según sus propios planes, que el 24 de febrero de 2018 su ejercicio como presidente lo dejará, tras obtenerlo en 2006 cuando Fidel, el líder de la “revolución” en Cuba, cayó enfermo. Pero no perderá todo el poder, seguirá al frente del Partido Comunista, único partido político legal en la Isla.

Raúl emuló a su hermano, pero ha llevado a la Isla a pequeños cambios económicos, cautelosamente.

“No podría aparecer ante el enemigo como un hombre de alma caritativa”, se justificó Raúl, apodo de “temible”, en una entrevista excepcional que le concedió al diario Sol de México en 1993.

Raúl llevó las riendas de las Fuerzas Armadas de Revolucionarias (FAR), haciéndolos de rebeldes idealistas a ser un aparato militar a su disposición con 300 mil uniformados a su cargo, dispuestos a defender el movimiento revolucionario, su causa y principios. Ahora estos dominas el turismo, la agricultura y las telecomunicaciones.

Citando a la agencia internacional, recuerda que Castro ha sido implacable. Estuvo detrás del juicio de 1989 que llevó al paredón al general Arnaldo Ochoa, fusilado junto con otros tres oficiales por narcotráfico, y en 2009 expulsó del círculo de poder a dos protegidos por Fidel, el vicepresidente Carlos Lage y el excanciller Felipe Pérez, por “ambiciones desleales”.

Por mediación de la Iglesia católica ha excarcelado a decenas de opositores, pero se han multiplicado los arrestos temporales y el enjuiciamiento de disidentes por delios comunes, según sus propios líderes.

Es “una represión de baja intensidad, contramediática para que no tenga impacto (…) y totalmente ilegal, con el propósito no tanto de destruir a la oposición, como de neutralizar sus acciones, desmoralizarla”, declara a la AFP Manuel Cuesta, un opositor moderado.

Durante tensión con Estados Unidos, preparó al pueblo para hacer frente con tácticas de guerrilla ante una eventual invasión y advirtió a Estados Unidos, que “el suelo ardería bajo sus pies”.

Pero al cierre de 2014, el lobo se vistió de oveja, reestableciendo relaciones diplomáticas con Washington, estrechando la mano y recibiendo además a Barack Obama en La Habana. El entonces presidente de Estados Unidos, país con el que estuvo más de medio siglo en disputas, y que ahora las sigue tras las medidas anunciadas por Donald Trump.

Raúl ha cambiado ciertas políticas, como ampliar el trabajo privado, autorizar la compra y venta de viviendas y vehículos, pero siempre con un férreo control. Esto ya que Cuba debía flexibilizarse por la crisis que padece Venezuela (emisor de petróleo), ante el embargo de EE.UU y el recuerdo aún fresco del colapso del protector soviético.

Minorizó las restricciones de viajes a los cubanos y a impulsado la inversión extranjera, en su mayoría hotelera desde España.

Raúl ha sido “flexible en cambios de políticas, pero no de la arquitectura del sistema. En lo político, nunca ha cuestionado el unipartidismo y en lo económico, la adopción de mecanismos de mercado ha sido parcial”, refiere Arturo López-Levy, autor del libro “Raul Castro and the New Cuba: a Close-up view of change”.

Raúl contó al mundo la muerte de su hermano Fidel, pero años antes, además, vivió la agonía de Hugo Chávez, otro hombro de renombre en el mundo por sus ideales políticos, revolucionarios. Pero Raúl Castro no se desboca y mantiene los secretos. “Es un hombre de poder porque es un hombre de secretos”, aseguró el empresario mexicano Mario Vásquez Raña, que lo entrevistó en 1993.

Por años el enfriamiento de relaciones con la ex Unión Soviética, que les retiró en su momento el apoyo militar frente a EE.UU, fue algo que ocultaron los hermanos Castro, pero este último llegó a confesar, “sufrimos en silencio la amargura”.

El poder de Raúl no podrá ser emulado, ni por su hijo Alejandro, un “oficial muy influyente”, pero ni él ni los héroes de la revolución cubana que siguen vivo podrían jamás tener la autoridad de este, indica AFP.

Moscú Nicolás Leonov, autor del libro “Raúl Castro, un hombre en Revolución”, destacó el amor que este tiene por los árboles, el gusto por la natación y las caminatas, además de su sentido bromista.

Redacción Cubanos Por el Mundo

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