El boricuo Edgar Martínez, de 54 años, firmo a los 19, en 1983, mientras jugaba semi profesional en Puerto Rico, ese fue el inicio de una carrera que ahora será recordada para siempre en la pared de los jardines del Safeco Field
Como lo demuestra el haber disputado siete Juego de Estrellas, y tener cinco Bates de Plata, dos títulos de bateo de la Liga Americana, el premio Roberto Clemente en el 2004 y cinco galardones como Bateador Designado del Año, una distinción que ahora se conoce como el Premio Edgar Martínez.
El béisbol, que juego tan bonito”, subrayó Martínez. “Gracias al béisbol conocí a mi esposa, tengo una bella familia, todos estos premios, la calle, el número retirado, vivo en una zona espectacular, con un lago fantástico, montañas y gente maravillosa. Cuando creo que el béisbol ya me dio todo lo que podía darme, pues viene y me da más
Ha sido un viaje increíble para Martínez, de 54 años, que llegó a los Marineros después que firmó a los 19, en 1983, mientras jugaba semi profesional en Puerto Rico.
La decisión de cambiar de competición fue una lo que cambió dramáticamente su vida y el inicio de una carrera que ahora será recordada para siempre en la pared de los jardines del Safeco Field.
Martínez también le dio las gracias a los fanáticos que lo apoyaron a lo largo de toda su carrera profesional, los mismos que el sábado tuvieron una nueva oportunidad de corear el nombre de una de las figuras más populares en la historia de la franquicia.
Fui muy afortunado de poder jugar frente a ustedes por 18 años”, reconoció Martínez. “Gracias por recibirme como si fuese uno de ustedes y abrirme las puertas de sus casas. Ustedes fueron una de las razones por las que siempre me sentí motivado y les doy las gracias por eso. Gracias, Seattle
Mientras, los Marineros volvieron a poner la figura y trayectoria profesional de Martínez como el modelo a seguir por los jóvenes valores que llegan a las Grandes Ligas, donde siempre aportó una combinación perfecta de respeto máximo al deporte, entrega, limpieza y modelo en su comportamiento fuera de los campos de béisbol.
Ahora su próxima meta podría ser el que al final también le den el reconocimiento de llegar a formar parte del Salón de la Fama, donde este año llegó Rodríguez, el cuarto pelotero en la historia del béisbol puertorriqueño que lo consigue.
Martínez nunca ha pedido nada, siempre lo dio todo, por lo que espera que al final el deporte del béisbol, “tan bonito” como el mismo lo definió de una manera perfecta, le dé la mayor alegría, poner su nombre al lado de las grandes leyendas, algunas de las que ya estuvieron presentes en la retirada del número.