El grafitero cubano Yulier Rodríguez Pérez, se impuso ante el régimen, al negarse a borrar sus gigantescos murales con fantasmagóricas figuras diseminadas por ruinas de La Habana. Asegura que defenderá sus obras sin importar las consecuencias.
El artista se niega a las exigencias de las autoridades de borrar sus obras, a pesar de que la semana pasada lo detuvieron cuando pintaba uno, en un derrumbe en Centro Habana.
Luego de 48 horas tras las rejas, la policía cubana lo obligó a firmar un acta de advertencia donde le indicaban que si no eliminaba todos los murales, en una semana sería acusado de “maltrato a la propiedad”.
Antes estas exigencias el pintor indicó a la agencia AP que “el grafiti como obra artística en un lugar destruido aporta estéticamente a la imagen visual de la ciudad”.
El joven que se hiso famoso por crear desde hace tres años, más de 200 carteles en La Habana y otras provincias, dedicados a la propaganda política del régimen, precisó: “no voy a borrar las obras, yo creo firmemente en el arte en la ciudad, y más en estos espacios destruidos. Es necesario porque establece un punto de diálogo. Solo trato de promover la conciencia social en las personas, una actitud más responsable, más humana, más sensible”.
En Cuba, el gobierno se concentra en controlar todo, incluso el arte. Y en cuanto a las leyes, no existe una norma que prohíba esa expresión creativa en espacios abandonados, por eso Yulier P. detalla que busca derrumbes o basureros.
“Si algo aprendí de José Martí es que lo más importante es la obra, el pensamiento… y voy a asumir las consecuencias que tenga que asumir en pos de defender mi obra”, afirmó.
Redacción Cubanos Por el Mundo
