Durante las últimas semanas, la tensión entre el régimen de Nicolás Maduro y el gobierno estadounidense se ha incrementado, evidenciado en las declaraciones de ambos lados que exponen las profundas diferencias entre ambos sistemas políticos y en consecuencia, en sus relaciones exteriores.
En su reciente gira por Latinoamérica, Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, aseguró que su gobierno “va a usar toda su fuerza económica y diplomática hasta que se restaure la democracia en Venezuela”.
Pero, ¿es viable una intervención estadounidense como medio para solventar la crisis institucional que atraviesa Venezuela y restaurar el sistema democrático?
El diario Zeta publicó recientemente una entrevista con el reconocido periodista y analista político, Oscar Haza, radicado en Miami, para que brindara su análisis sobre las relaciones actuales entre Venezuela y Estados Unidos, así como las potenciales consecuencias de la fragilidad de las mismas.
“Las declaraciones de Mike Pence están enmarcadas dentro de lo que es la coherencia no de la política de Donald Trump, ni de esta administración, sino la política de Estado de los norteamericanos”, comentó Haza.
“Esa ilusión de la dirigencia (oficialista) venezolana de creerse que pueden hacer una revolución jugando con el otro equipo es su gran error histórico y va a traer consecuencias”.
Para el analista, la fórmula con la que el madurismo ha continuado la implementación del denominado ‘Socialismo del Siglo XXI’, iniciado por Hugo Chávez durante su gobierno, ha generado profundos daños en las relaciones diplomáticas de Venezuela, que por mucho tiempo basó su fuerza como nación en sus aliados petroleros – cuando el petróleo tenía un valor mucho más alto que el actual.
“A medida que se deteriora la situación, podemos ver las consecuencias hoy de un gobierno, de una continuidad chavista, que ha ido a pelear al barrio contrario, un barrio que no es el de ellos”, explicó Haza. “Las consecuencias son las que estamos viendo en este momento: una posición de Estados Unidos que no va a permitir una mayor injerencia, como ocurrió con Cuba en la Guerra Fría”.
¿Cuba y Venezuela parecidas?
Para Haza, carecen de validez las comparaciones reincidentes entre la dictadura cubana, iniciada por el fallecido Fidel Castro, y el régimen que se ha desarrollado en Venezuela desde hace más de 18 años.
“Los que comparan esto al proceso cubano están equivocados. Venezuela no es Cuba, ni en la perspectiva histórica, ni en el marco que le ha tocado vivir”, añadió Haza. “Son épocas diferentes, son sociedades diferentes, son procesos sociales diferentes y procesos políticos diferentes”.
Insiste, en que las medidas económicas que ya comenzaron a implementarse contra dirigentes del madurismo, están relacionadas directamente a la severa oposición contra el narcotráfico que caracteriza la política estadounidense, ya que el gobierno venezolano ha sido ligado duramente con carteles de narcotráfico en la región.
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Además, Haza explica que las diferencias entre ambas naciones del continente americano no es una cuestión ideológica; no es un problema de “izquierda y derecha”. Es un problema mucho más profundo, causado en parte por la introducción de variables “que no se conocían antes en el hemisferio”, como el terrorismo internacional.
“Sin que se produzca necesariamente una invasión como la de 1989, sí va a haber criminalización como ocurrió con Noriega”, agregó Haza. “Son crímenes que no prescriben: la violación de los derechos humanos, el narcotráfico, el terrorismo – tres cosas con la que Estados Unidos no transige”.
“Que en Estados Unidos, bajo el sistema judicial de derecho consuetudinario, se acuse a alguien de conspiración es algo terrible”, dijo Haza. “Haya Diosdado dado la orden o no, haya él hecho un comentario o no, el hecho de que aparezca su nombre en un expediente de esas proporciones y de esa profundidad, prácticamente lo condena. Si yo fuera Diosdado Cabello, no me subiera ni en un elevador; nada que se despegara de la tierra”.
Redacción Cubanos por el Mundo