El lunes se dio inicio al proceso de deportación de 75 migrantes cubanos que se encontraban en un albergue de la provincia de Chiriquí, Panamá, luego de aceptar un acuerdo propuesto por el gobierno de ese país.
Los migrantes quedaron varados tras la derogación de la política pies secos/pies mojados por parte del expresidente Barack Obama. Sin embargo, estos migrantes aseguran sentirse “traicionados” por el gobierno de Juan Carlos Varela, ya que una parte del trato no fue cumplida hasta ahora.
El viceministro de seguridad, Jonathan Del Rosario, llegó con una propuesta, mil 600 dólares en efectivo más una cita en el consulado panameño en Cuba para tramitar una visa y de esa manera los migrantes puedan regresar de manera legal al país. Pero la cita no le fue dada al primer grupo de deportados.
“Nos sentimos traicionados por Panamá porque enviaron a los primeros dos emigrantes a Cuba y no les dieron la pre cita en el consulado de La Habana”, dice vía telefónica al portal El Nuevo Herald uno de los cubanos que ha pedido permanecer en el anonimato por temor a represalias.
Los primeros en ser repatriados fueron una pereja de cubanos a quienes, según Del Rosario, se les entregó la ayuda económica para que puedan recomenzar sus vidas en la Isla comunista como cuentapropistas, a pesar de que estos están siendo hostigados en estos momentos por la dictadura de Castro.
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Con respecto a la citación, la pareja dice que solamente les entregaron los números de teléfono del consulado de Panamá en La Habana y no una cita como había dicho el viceministro.
Sin embargo, el funcionario afirmó que él se considera un “hombre de palabra” y que a los cubanos se la ha cumplido con todo lo prometido.
“El listado de quienes regresen será transmitido al consulado a través de la Cancillería. Tenemos que tener paciencia y confianza porque todo lo que hemos prometido se ha cumplido a través del tiempo”, agregó.
Los primeros cubanos repatriados fueron los que más tiempo habían permanecido fuera de su país. Según los familiares de ambos migrantes, que residen en La Habana, el viaje fue acorde a lo previsto y se encuentran ahora “reencontrándose con la familia”.
“He sido muy claro, muy honesto y muy franco. No veo cuáles son las suspicacias de los migrantes. Aquellos que se porten mal, que se pongan rebeldes pasarán del albergue de Gualaca al de migración para su deportación”, aseveró el viceministro
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Hasta ahora, ningún otro migrante ha sido enviado de vuelta a Cuba debido a que es la administración panameña la que paga los pasajes y el apoyo económico, algo para lo que todavía se encuentran organizando el presupuesto. “Es un proceso complejo que requiere de tiempo”, explicó Del Rosario.
Un poco más de la mitad de los indocumentados se acogió a esta propuesta ante la imposibilidad de legalizar su estatus en el país o de entrar a Estados Unidos, donde a partir del 12 de enero, con el fin de la política de pies secos, pies mojados, los cubanos perdieron el privilegio de refugio automático que les concedía la legislación si alcanzaban suelo estadounidense y no eran interceptados por el camino.
Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de El Nuevo Herald
