Mientras el régimen suspende y hostiga a los cuentapropistas y dueños de paladares, hay uno que no sufre estos inconvenientes. Se trata de Sandro Castro, nieto del difunto dictador Fidel Castro, quien hace poco se le concedió un nuevo permiso para su bar-discoteca Fantasy, ubicado en la lujosa barriada de Miramar, Cuba.
En local ofrece una gastronomía que sólo muy pocos cubanos pueden costear, además de bebeidas importadas. Esto hace que la élite juvenil de Cuba asista al lugar, siendo uno de sus principales clientes los reguetoneros Yomil y El Dani, quienes recientemente se presentaron en Miami.
El local se reserva el derecho de admisión y tiene un límite de capacidad para 90 personas, aunque la cifra supera, por mucho, el número de sillas establecido por la ley para restaurantes privados.
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Los reguetoneros dejan constancia de su estadía y familiaridad con la familia real cubana, los Castro.
En La Habana se dice que los artistas son tan allegados a los Castro que en más de una ocasión se han visto involucrados en delitos que terminan en nada, amparados por las leyes de la selva habanera, regida por el reguetón y el apellido Castro.
Sandro Castro promueve en redes sociales otras páginas dedicadas a la venta de casas en Cuba, las cuales según aseguran algunas fuentes, forman parte de la inmensa cantidad de propiedades que maneja el emporio familiar.
Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de AméricaTeVE