Más que una ayuda es una falta de respeto afirman los cubanos que deben comprarle al Estado la comida que por ende debería se donada en vista de la magnitud del fenómeno al que se enfrentaron.
En un reportaje del portal Diario de Cuba, un residente de Centro Habana, una de las tantas zonas inundadas de la capital, afirma no entender cómo el régimen cobra a las personas que prácticamente perdieron todo.
A pesar de estar a “precios módicos”, estos kioscos ambulantes son un mal necesario. “Ayer también vine”, dice Gregorio Aguilar, al diario Granma “La comida está buena”.
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La venta estatal, a cinco pesos la ración, según los consultados, se realiza cuando muchos sectores de La Habana están aún sin electricidad, reciben el agua a través de camiones cisternas y tienen problemas con el suministro de gas.
Según el reporte del diario oficial, Gregorio pidió seis raciones porque en su casa, que hasta hace muy poco estuvo anegada, lo esperaban su esposa y su hija.
“Te digo que para todos los que estamos en esta zona, es buena la idea de poner cerca los puntos de venta de comida”, afirma, y las declaraciones de los encargados de elaborar y vender la comida le dan la razón.
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“Abrimos a las 6:00 de la mañana y cerramos cuando se esconde el sol, porque sin corriente no podemos seguir vendiendo”, dice Eduardo Márquez López, segundo administrador del mercado de variedades El Viso, al que pertenece uno de los quioscos de la calle Calzada.
Los quioscos venden principalmente arroz salteado, caldosa, pollo asado o frito, panes, dulces, galletas, refrescos. Granma no especifica los precios.
Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de Diario de Cuba