Charles “Charlie” Tamayo, gimnasta cubano, afirma que los atletas de la isla son discriminados y no reciben una buena alimentación.
Charlie, abandono Cuba en 2003 durante un mundial de gimnasia en Anaheim Estados Unidos, ahora residenciado en Georgia donde es entrenador de la universidad en una entrevista al sitio web de deportes DeadSpin.com que existe un trato desigual para las personas que asisten a las cafeterías en los centros de entrenamiento.
Detalló que en Cuba existen tres lugares diferentes (niveles) para que los atletas, entrenadores y empleados coman.
Ellos comenzaron a crear esta división donde solía haber tres lugares diferentes para que la gente comiera. Tenían uno para los entrenadores y todos los empleados, otro lugar regular que era para todos los atletas y un tercer espacio que era para los campeones de los Juegos Panamericanos, Medallistas panamericanos, campeones del mundo, y los Juegos Olímpicos
Explicó que solamente pudo comer en el restaurante destinado a los mejores atletas tras ganar una medalla en el campeonato mundial de gimnasia en 2001, pero calificó de muy mala, la comida que le ofrecen a los empleados, incluidos los entrenadores. Dijo que era una m—da).
El gimnasta destacó que ahora, puede comer todo lo que él desea, sin las restricciones que tenía en Cuba.
Recordó que se sintió muy mal en la isla cuando pensaba que él podía comer un poco mejor que sus padres, por lo que los fines de semana les llevaba parte de lo que le habían ofrecido a él.
Viajar es un suplicio
También criticó la forma en que el Gobierno cubano controla los viajes al exterior de los deportistas. “Hay muchas restricciones presupuestarias”.
No teníamos dinero
Señaló que durante su época, el gimnasta Eric López, era a veces el único enviado a una competencia.
A veces pasabas seis, siete años sin ir a ninguna parte
Así que incluso si un gimnasta trabajó duro y mostró que era una promesa deportiva, él o ella no podrían tener la oportunidad de viajar para competir, y por lo tanto no podrían entrar en el comedor exclusivo para los atletas, que era la mejor recompensa.
Además, Tamayo mostró su frustración porque tenía que entregar sus premios a la federación y al Gobierno. Agregó que su deserción fue premeditada. “Comencé a ver muchos, muchos olímpicos que venden sus medallas olímpicas porque no tienen nada“, pocos incentivos en la isla, indicó.
Con información de Diario de Cuba