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Sin saber cuándo recuperarán su vivienda

Sin embargo, ven cómo no faltan los materiales para levantar un hotel o restaurar un edificio que será un centro comercial

Danilo no sabe cuándo podrá reconstruir su vivienda. A pesar de que ha recibido varios créditos del Banco, el dinero otorgado, que no supera los 15 mil pesos cubanos (unos 600 dólares), no le ha sido suficiente para adquirir todos los materiales que le son necesarios, mucho menos para pagar una pequeña brigada de albañilería.

Danilo no es un anciano pero nada sabe de preparar mezclas, enmendar techos, enchapar baños o colocar puertas y ventanas. Trabaja como enfermero intensivista en un hospital de Centro Habana y hace cuatro años, tras unas lluvias intensas, su pequeño apartamento en un antiguo caserón de la Habana Vieja, convertido en cuartería, sufrió daños de consideración.

Su situación es similar a la de muchos de sus vecinos, y aunque en varias ocasiones el gobierno municipal y la Oficina del Historiador se han ofrecido para asumir las reparaciones del inmueble, jamás han cumplido la promesa.

Sin embargo, en los alrededores, Danilo y sus vecinos, ven cómo no faltan los materiales para levantar un hotel o restaurar un edificio que más tarde será un bar, un centro comercial o el fastuoso estudio para un pintor vinculado al oficialismo.

En otro lugar de la ciudad, más hacia los suburbios, en Arroyo Naranjo, Armando y su esposa, ambos jubilados, cumplirán este noviembre ocho años viviendo en un albergue para damnificados. Su casa no fue arrasada por un ciclón pero desapareció en segundos cuando un camión de una empresa estatal, al chocar  con una columna de soporte, hizo colapsar el edificio que habitaban unas veinte familias, en la Calzada de Infanta, en Centro Habana.

 

Luego de meses de trámites legales, el tribunal provincial obligó a la empresa dueña del camión a pagar los daños ocasionados, sin embargo, Armando y su esposa jamás han recibido una notificación para saber cuándo serán beneficiados con las compensaciones. No existe un cronograma para el cumplimiento de lo pactado y, para colmo de males, su caso no clasifica como prioritario para los organismos estatales encargados de la vivienda, ya que aparece registrado  como “en vías de resolverse”.

Una tragedia similar es la que nos narra Loraine, una joven médico de Arroyo Naranjo cuya casa fue recientemente dañada por el huracán Irma, al caer un árbol sobre los techos de la sala y uno de los cuartos. Reinier, el esposo, lleva varias semanas intentando obtener los materiales de construcción para comenzar las reparaciones pero las filas de personas son inmensas frente al punto de venta y no siempre alcanza a comprar porque es muy poca la mercancía que llega al lugar.

Loraine y Reinier no saben decirnos cuándo podrán terminar de levantar lo destruido y temen que pasado un par de meses, cuando ya el huracán Irma deje de ser noticia y los visitantes extranjeros comprueben lo bien que han quedado los hoteles, campos de golf, bares y restaurantes reconstruidos en tiempo record, el gobierno se olvide de continuar enviando materiales a los punto de venta a la población y que todo pase a depender del llamado “esfuerzo propio”, una manera elegante de llamar a esa filosofía de “sálvese el que pueda”.

A diferencia de lo que sucede con Danilo, Armando y Loraine, quienes viven sumidos en la incertidumbre por ignorar cuándo podrán ver terminadas sus viviendas, todos los inmuebles que pertenecen a empresas estatales vinculadas al turismo y que fueron arruinados por el más reciente fenómeno meteorológico, hoy cuentan no solo con asignaciones especiales de materiales constructivos y fuerza de trabajo, sino con cronogramas de entrega bien definidos y supervisados directamente por los más altos niveles del gobierno.

Por ejemplo, la corporación CIMEX, actualmente perteneciente al grupo empresarial de las Fuerzas Armadas, tiene proyectado concluir todas las obras de recuperación y rehabilitación antes que concluya el año 2017 e incluso ha fijado fechas de entrega y puesta en marcha, en un gigantesco y millonario plan de obras que se suma a las ya comenzadas, como la restauración del Mercado de Cuatro Caminos que, según fuentes anónimas vinculadas a la empresa militar encargada de la ejecución, no han sido reajustadas las fechas de entrega ni se ha visto afectado el suministro de materiales, a pesar del volumen de afectaciones sufridas por las instalaciones de CIMEX durante el paso de Irma.

Obras como la gasolinera Oro Negro, a inicios de la calle 23, en el Vedado, ya cuentan con planes de entrega para este 30 de noviembre, según informa el cartel colocado en la valla que rodea la instalación.

Igualmente, el antiguo Bim Bom de la calle Infanta, destruido a propósito desde mucho antes del paso del huracán con el fin de inhabilitarlo como el punto de comercio sexual más frecuentado en La Habana, también será transformado en un complejo de tiendas, cafeterías y restaurantes de más difícil acceso para “clientes de bajos estándares”, según declaraciones de un funcionario de CIMEX que no desea ser identificado por temor a represalias.

Otras instituciones estatales tampoco han reajustado los cronogramas de entrega de obras que demandan grandes cantidades de recursos. Es el caso del Capitolio donde no se han detenido las labores de restauración y cuya entrega está prevista para inicios del 2018, una carrera contrarreloj que ya ha cobrado la vida de tres constructores, debido a deficiencias con los medios de seguridad.

Mientras se observa movimientos de camiones y de obreros en los proyectos constructivos destinados al turismo o a la proyección al exterior de una imagen triunfalista, en aquellos lugares destruidos y que fueron habitados por familias que lo han perdido todo, solo se han colocado vallas donde se acumulan los escombros y basurales o, en el mejor de los casos el vacío y el desamparo totales.  Cuando concluyan las “labores de recuperación” por los embates del huracán Irma, tal vez tendremos una ciudad mejor, es decir, mejor maquillada.

Publicado originalmente en Cubanet por Ernesto Pérez Chang 

Written by CubaNet

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