Tres historias distintas, una misma tragedia. Vivir en Cuba sus últimos años, sobreviviendo con una pensión que no alcanza para vivir. En su memoria están los recuerdos de una vida muy diferente y aunque confiesan haber sido seducidos por las promesas de la revolución, hoy en día se lamentan por haberle dedicado años de esfuerzo a un proyecto que fracasó.
Norma Dusat Calderón, una sexagenaria que sobrevive en Cuba con una pensión de 340 pesos, recuerda como en su pasado a pesar de haber sido siempre pobre, con su trabajo lograba solventar sus necesidades. “Yo viví la vida de antes. Era pobre, trabajaba pero tú podías resolver situaciones. Aquí se vive mucho el burocratismo” sentencia.
Por su parte Miguel Sosa Arias, a quien los 10 dólares de pensión no le alcanzan para vivir, debe trabajar diariamente en una granja en donde le pagan 2 dólares al día, trabajo que da para combatir la pobreza que asegura se vive en Cuba.
“Aquí hay gente todavía que tiene pisos de tierra”.
Antonio Real Rodríguez subsiste con una pensión de 400 pesos, unos 16 dólares al mes. Lamenta haberle dedicado tantos años de su vida a una revolución que hoy por hoy no le dejó ni buenos recuerdos. “Se lo di todo, mi juventud a esto, cuando todos se fueron de este país seguí aquí de médico y me desarrollé pero nada recibí. 43 años de servicio y no recibí nada” asegura.
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Los tres fueron cautivados por el proceso revolucionario que vieron mermando poco a poco. “Te daban para que pagaras los zapatos poco a poco” pero hoy ni eso.
Consultados sobre la situación actual de la juventud cubana responden: “La juventud se parece a los tiempos que vive, los tiempos que le corresponde. Es normal que la juventud se está desarrollando en un ambiente muy caluroso”
“Si siguen como van, los veo mal” manifiesta Norma.
Redacción Cubanos por el Mundo
