—¡Esto es un asalto!— dijo uno de los dos jóvenes vestidos de negro que entró estrepitosamente a un restaurante de la cadena de comida Subway. El barrio Río Piedras, de Puerto Rico, nunca había tenido tanta novedad. Jessica Rojas, empleada del restaurante, estaba de guardia cuando los dos maleantes pidieron, violentamente, el dinero de trabajadores y comensales.
Esta escena se repite en la isla boricua a diario y se ha incrementado tras el huracán María. La falta de alimentos y empleo fijo hace que el nativo se refugie en la criminalidad, en una isla que está hundida por sus problemas económicos, reseña El Nuevo Herald.
Una balacera dentro de Subway fue lo que siguió. Jessica, testigo del hecho, avisó a un policía que trabaja como guardia de seguridad.
Ella evitó las balas lanzándose al suelo, sin embargo, uno de los maleantes no lo logró: lo hirieron de gravedad. El otro escapó. A un cliente, quien comía con su esposa, lo alcanzó una bala.
—La cosa está muy mala— reflexiona Rojas, de 42 años.
Antes vivía en Hollywood, Florida.
—No es fácil vivir sin agua y sin luz. Me parece que todo eso está dándole a la gente motivos para robar. Y se está poniendo cada día peor. Necesitamos más policías— declaró a medios locales.
Redacción Cubanos por el Mundo