Atónitos se quedan los cubanos al ver pasar el nuevo ómnibus que cubre la ruta 18 entre la terminal de Palatino y la Avenida del Puerto en La Habana. El vehículo de cristales oscuros, asientos acolchados y motor eléctrico, tiene fascinado a los isleños, quienes a diario ven los antiguos autos que son característicos de la Isla.
La moderna tecnología del fabricante Yutong dota al vehículo de una autonomía de hasta 300 km. Aunque su precio habitual debería ser 0,40 CUP, ayer nadie devolvía dinero a quienes pagaron con 1 CUP, informa 14ymedio.
Los jóvenes del preuniversitario se aglomeraron en la parada cerca de Vía Blanca para probar la nueva “guagua”. Su aire acondicionado genera gran satisfacción ante el inclemente calor caribeño.
En un país donde la mayor parte del año los termómetros superan los 25 grados, no es poca cosa poder desplazarse por la ciudad sin sudar la gota gorda en un caluroso transporte público.
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Las opiniones comienzan a escucharse. “Pronto verán a un cuentapropista alquilando abrigos”, dice una joven con ironía mientras que por otro lado otra asegura que “esto no va a durar mucho”. Sin embargo todos concuerdan en algo, el vehículo pronto se deteriorará.
La sospecha de que la limpieza, la climatización y el confort no podrán resistir al paso del tiempo ante la desidia y el descontrol que reina en la Isla se adueña de las conversaciones.
“Aquí todo empieza bien y termina mal”, sentencia una anciana que pellizca el recubrimiento de los asientos para ver de qué está hecho. “Dicen que tiene cámaras y sensores en la puerta de atrás”, advierte un señor de gafas oscuras.
Las historias en el nuevo ómnibus no cesan. Cada pasajero añade algún ingrediente a la gran sopa de ideología y moralidad que se está formando en la unidad.
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Redacción Cubanos por el Mundo
