La historia de Kennya González Ojeda es parecida a la de los millones de venezolanos que salieron de su país huyendo de la escasez, la miseria y la represión. Sin embargo, tuvo un desenlace fatal.
Según reseña El Nuevo Herald, la joven profesora carabobeña de 32 años, murió en el hospital Lee Memorial de Fort Myers, luego de sufrir un aparatoso accidente el Día de Acción de Gracias que le ocasionó una hemorragia interna y varios huesos fracturados, según contó su primo Jesús Núñez.
El joven llevó a cabo una campaña por Internet para costear el tratamiento de la joven y ayudar a traer a sus seres queridos a los Estados Unidos, quienes se quedaron en Venezuela.
González salió hace dos años del país petrolero. Llegó a los Estados Unidos con la idea de enviar ayuda a Venezuela.
Pese a las oraciones y buenos deseos de sus amigos y familiares, la oriunda de Valencia fue declarada con muerte cerebral por los médicos y estaba respirando con la ayuda de máquinas especializadas. El martes la desconectaron de los dispositivos.
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“Se nos fue”, lamentó su novio Vince Moore, que estuvo con ella hasta el final. También logró acompañarla su madre, Ligia Ojeda, en los últimos momentos, ya que pudo viajar de urgencia el domingo.
“Fue una bendición haberte conocido, te fuiste muy pronto sin haberme despedido de ti mi querida amiguita”, escribió Carmen Collado en su muro de Facebook, mientras que Manuel Millán comentó: “No hay palabras para describir tu amistad y toda la bondad que había en ti amiga Kennya! De verdad dejas un vacío muy grande en esta tierra. DIOS siempre te tenga en su gloria amiga”.
Muchos de sus conocidos en la Florida asegura que la joven era trabajadora, buena persona y con su fe puesta en volver al país que la vio nacer.
“Sé que la gente siempre dice buenas cosas cuando las personas mueren, pero en este caso todo es verdad. Ella era increíble”, resumió su novio
El accidente
González iba camino a la casa de los padres de su pareja para celebrar la cena de Acción de Gracias. La pareja tenía seis meses de noviazgo, tras haberse conocido en los pasillos de un supermercado, y estaban seriamente pensando sobre su futuro juntos.
“Finalmente encontré la persona…” dijo el novio, pero no terminó la frase ante la emoción que lo abrumaba. “Era una buena, muy, muy buena relación”.
A las 3:40 p.m. del pasado jueves, la venezolana conducía por la carretera 884 (también conocida como Veterans Memorial Parkway) cuando un Ford Mustand blanco del año perdió el control y comenzó a girar en los carriles en sentido al oeste, cruzó la separación de la vía, voló del impacto y se estrelló contra su Toyota Prius azul.
El conductor del Ford Mustand, identificado como Kenneth Graves, de 36 años, resultó herido, pero no de gravedad. De acuerdo con los registros del departamento de Prisiones de Florida, Graves se encuentra en libertad condicional por un caso de violencia doméstica ocurrido en diciembre de 2014.
Además, Graves fue multado por manejar a exceso de velocidad en una zona escolar en septiembre de 2015, por pasar un semáforo con la luz en rojo en diciembre de 2013, por conducir a exceso de velocidad en julio de 2012 y por manejar imprudentemente en agosto de 2010. Tuvo infracciones también por tener los faros cubiertos, no usar cinturón de seguridad y haber instalado en su coche una pantalla solar ilegal.
Por todas estas multas, Graves ha pagado al condado más de $3,700.
Desde su llegada a Estados Unidos, González residió en Cape Coral donde trabajó como camarera en un restaurante y recientemente había comenzado en una oficina de seguros, donde —según su novio— estaba ansiosa de mejorar su inglés para poder dedicarse luego a trabajo social para niños.
Aficionada a los viajes, la venezolana había aprovechado para conocer varios rincones del país, como San Francisco, Los Ángeles, Las Vegas, Nueva York. Recientemente había ido al Gran Cañón de Colorado.
Los familiares de González tomaron la decisión de donar los órganos de la venezolana para seguir su legado de ayuda a otras personas.
Redacción Cubanos por el Mundo