La Operación Peter Pan, que sacó a niños y adolescentes de Cuba en el inicio de la instauración de la dictadura, funcionó para cambiar la vida de muchos. Así llegó Leo Guzmán a Estados Unidos en 1961, con apenas 15 años.
A diferencia de otros pequeños cubanos que viajaron sin sus padres en ese éxodo, Guzmán no fue a un campamento sino a un colegio religioso en Nueva Jersey, Don Bosco. Su primera Navidad la vivió acompañado sólo de un libro de biografías de matemáticos famosos, Men of Mathematics, que leyó con ayuda de un diccionario inglés y español.
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Hoy, ese niño proveniente del pueblo Encrucijada, en la provincia de Las Villas en Cuba, es el presidente y fundador de las compañías Guzman & Company y Guzman Energy ambas ubicadas en Coral Gables, y es el único hispano miembro de la Bolsa de Valores de Nueva York, según un reportaje de El Nuevo Herald.
“Nosotros hacemos algo que nadie hace en Miami. Compramos 200 o 300 acciones a la vez. Trabajamos con instituciones muy grandes. No tratamos con el público sino que somos corredores de bolsa institucional”, explica Guzmán la naturaleza de sus negocios creados en 1987.
Y es que a diferencia de otras firmas de corredores de bolsas de Nueva York, en muchos casos también en manos de cubanos, Guzman & Co se dedica a transacciones de alto calibre.
Trayectoria
No podía ser de otra manera siendo que Guzmán entró a la Bolsa para obtener acceso a su sistema electrónico y en ese proceso diseñó programas muy costosos para poder participar en él.
Guzmán ocupa una de las mil 366 bancas que tiene la Bolsa siendo uno de los miembros más importantes de Estados Unidos. Tener ese estatus no es fácil, puesto que la empresa debe tener un valor de no menos de 40 millones de dólares y 1.1 millones de dólares de las acciones deben ser públicas.
Según el empresario, las puertas de la Bolsa no han estado cerradas a las firmas inversionistas hispanas, sino que no hay interés en el mercado mayoritario institucional que él maneja.
“Las personas en Miami, los hispanos, y los cubanos como parte de eso, tienden a mirar hacia dentro, se concentran en el mundo de Miami o en Latinoamérica, y crean su propio universo y no miran tanto al mundo exterior”, explica Guzmán la razón de destacar en la Bolsa.
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Más sobre el niño
Guzmán, una vez en Estados Unidos, se enfocó rápido en lo que quería y aprovechó las oportunidades que se le presentaron. Fue un alumno destacado en matemáticas y al año y medio ya dominaba el inglés.
“La suerte ayuda al audaz, o al que no sepa que es audaz, que es mejor todavía”, comenta Guzmán.
Se preparó para participar en un programa especial del National Science Foundation que fue la respuesta de Estados Unidos al programa Sputnik de la Unión Soviética. Para ese tiempo EE.UU no contaba con muchos hombres de ciencia por lo cual ofreció becas para un curso de verano en el Brooklyn College y Guzmán fue uno de los beneficiados.
Guzmán no estaba muy enterado del prestigio de la universidad de Columbia, pero al escuchar que podía desarrollar su potencialidad en ese lugar se lanzó en una travesía hasta allá. Sin dinero, sin apoyo familiar, pero con determinación, Guzmán logró ser admitido y estudiar ingeniería para en 1969 graduarse en Columbia University.
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La felicidad fue un hecho cuando, en presencia de sus padres que lograron salir de la isla en 1971, obtuvo su maestría en Administración de Negocios de Stanford University.
Desarrolló su experiencia en la firma inversionista Lazard Fréres y luego fue jefe de inversiones de la compañía kuwaití Gulf Investments Company. En 1985 se establece en Miami y dos años después se lanza al negocio privado.
La energía como materia prima
Guzman Energy se dedica a la compra y venta de electricidad en el mercado mayorista. Es una intermediaria, por ejemplo, entre una planta generadora de energía y una ciudad que necesita adquirirla. Pueden hacer contratos a corto plazo y otros para proveer energía a 10 o 15 años.
“El 70 por ciento de la energía que se consume en Estados Unidos se hace en estados en los que se puede comprar y vender la electricidad en mercados mayoristas”, informa Guzmán, indicando que este mercado es muy complicado porque la electricidad no se puede almacenar y la que se produce tiene que ser igual a la consumida.
Guzman planea entrar al mercado energético en México. “Los mercados de Estados Unidos ya están maduros o el crecimiento es negativo. Hoy la conservación de energía es tan grande que el consumo está bajando, en contraste, el mercado de energía de México sube a pasos agigantados”.
La empresa ha creado un centro de energía solar en Aztec, Nuevo México, y en California construyen varios campos solares, incursionando en el desarrollo de proyectos de energía alternativa.
“El cliente nos pide que parte de la energía sea solar. Hay mucho interés de las corporaciones en recibir energías renovables para proteger el medioambiente, sobre todo en el Oeste”.
Con toda esta historia, Leo Guzmán, de 71 años, confirma que no cree en barreras, que el desarrollo del mundo está en manos de la gente que lucha para hacer algo diferente y que apuesta a grandes oportunidades.
Redacción Cubanos por el Mundo
