El cubano Alexis Hernández Diéguez, de 45 años, mejor conocido en su comunidad como “El Ingeniero” sufre una discapacidad que le impide hablar. Anda por las calles de San Germán a la buena de Dios, sin más dolientes que sus propios vecinos y un hermano que está entregado al alcohol. El Régimen hace tres años le quitó su chequera de 140 pesos mensuales asignada por su condición y lo dejó en la indigencia total.
Según una publicación de Diario de Cuba, Hernández Diéguez nació en una familia muy pobre que nunca pudo viajar a la Capital para operarle el frenillo que le impide hablar. En una ocasión el apoyo de los vecinos sólo alcanzó a reunir dinero para los pasajes de ida a La Habana.
“A la edad de siete años Alexis aún no hablaba. Mis padres lo llevaron al médico, quien les dijo que solo podían operarlo en La Habana. No lo pudieron llevar nunca por los bajos ingresos que recibía la familia. Con la solidaridad de algunos vecinos y compañeros de trabajo en el barrio Cauto 3, se hizo una colecta, pero solo alcanzaba para el pasaje de ida”.
Huérfano y sin chequera
Hace años “El Ingeniero” perdió a su mamá quien vivía pendiente de ayudarle, y al tiempo, murió su papá, quien dedicó alrededor de 40 años de su vida trabajando para el Régimen, siendo un excelente obrero según relatan los vecinos. Nada de eso vale para el Régimen, que quitó el escuálido beneficio que tenía Hernández Diéguez, asignado por discapacidad intelectual, que le permitía sobrevivir en su pobreza.
Enrique Moreno Salazar, un residente del barrio Cauto 3, opinó “Es un abuso quitarle la chequera a un muchacho prácticamente sin familia. Desde que lo conozco, nunca lo he visto con zapatos y ropas, él solo anda con un short porque ni calzoncillos lleva. También hay personas sin escrúpulos que brindan ron y, como tiene un leve retraso mental, acepta lo que le den”.
Un anciano de 86 años aseguró que desde pequeño se le llamó “El Ingeniero” a Hernández porque entendía todo perfecto y andaba de un lado para otro.
“Hoy no tiene donde comer, vive a merced de los vecinos que quieran darle algo. Prácticamente se quedó sin familia porque perdió primero a su mamá, luego su papá y más tarde a cuatro hermanos. Solo le queda Julio, que apenas puede atenderlo pues es obrero agrícola de la cooperativa”.
A merced de la bondad
Pese a que su limitación vocal le impide hablar para pedir, “El Ingeniero” calma el hambre cuando encuentra algo de comer en una cooperativa agropecuaria cercana, donde a veces se solidarizan con el pobre hombre. Una vecina asegura al describir las precarias condiciones de la casa de Hernández que “un perro vive mejor que él”. Un rancho muy sucio, sin electricidad, cama, cocina, ni una silla, es el hogar en el que se refugia el indigente, signado por el infortunio.
“El delegado del Poder Popular está por gusto”, señala un vecino al mencionar casos similares a este, que abundan en los rincones de San Germán, sin que algún representante oficial se apersone para hacer algo al respecto. Mientras tanto, los 140 miserables pesos mensuales que le daba el Régimen a esta pobre alma, deben servirle quizá, a algún funcionario de la élite para pagar, a lo más, una propina.
Redacción Cubanos Por El Mundo