La realidad en las prisiones cubanas es totalmente distinta a la que intenta pintar el régimen, como en el resto de Cuba. “Macondo”, una prisión exclusiva de mujeres, es una muestra de la “desfachatez” del Castrismo, que intenta vender un “socialismo” que existe para beneficiar a algunos.
Un reportaje de CubaNet relata como la prisión, ubicada en la provincia de Artemisa, no se respetan los derechos humanos. La corrupción es el pan nuestro de cada día y aquellos que quieran ingresar a ver a las féminas deberán pagar entre 25 y 50 CUC, pese a que el salario cubano es de 30 CUC en promedio.
“En “Macondo” guardan prisión mujeres sancionadas por delitos de malversación, cohecho, falsificaciones, prostitución, o aquellas que representan un peligro para la sociedad. Estas reclusas, según el régimen penal cubano, son categoría TCI: Trabajo Correccional con Internamiento. En este “Macondo”, suceden hechos increíbles, con la diferencia de que ese espacio es real y no salió de la invención”
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Corrupción
Pero en “Macondo” la corrupción no viene de las reclusas, sino de las funcionarias, sobre todo las de alta jerarquía.
La que está a la cabeza de esta red es la directora del recinto María Elena Riveri Moya, quien juntoa Kenia Castañeda López, jefa de Tratamiento Educativo, cobran la cantidad antes descrita por pases que tienen una duración de 24 y 48 horas.
Gracias a esto, las mujeres han podido construir casas lujosas e incluso prestar a sus compañeras miles de pesos a pesar que su sueldo sólo llega a los mil CUP mensuales.
“Kenia y la directora deciden ayudar a las mejores postoras, aquellas de familias con buena solvencia económica que pueden pagar la suma que se les exige para que se atienda a los “ruegos de madres”, o a las libertades por rebajas de condenas”
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”Buena economía”
En “Macondo” si las reclusas tienen familias de “buena economía”, son ubicadas en las mejores celdas e incluso pueden elegir los alimentos que quiera,
“El pasado 6 de abril entró una reclusa con una sanción de dos años, y de inmediato se le colocó en el pantry, y luego de regalar teléfonos celulares, planchas para alisar el pelo, cortinas para la oficina de la directora, salió en libertad el 31 de agosto, sin que cumpliera al menos cinco meses de privación de libertad”.
Todas las violaciones ocurren con la anuencia de la Directora, María Elena, y también de Kenia, que amenazan a las internas. Cometen las mayores injusticias para satisfacer sus antojos. Ellas lo disponen todo para que sus bolsillos se llenen. La amenaza ha sido su mejor arma, y quien intente quejarse ante las instancias superiores, sabe muy bien que recibirá los peores castigos, decididos lo mismo por ellas que por las jefas que las sustituyan.
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Redacción Cubanos por el Mundo
