La cacería de brujas desatada por el Régimen de Nicolás Maduro en Venezuela para castigar la corrupción en la estatal petrolera PDVSA, la está terminando de hundir. El pánico entre los empleados de la compañía ha generado un caos interno por temor a ser implicado en algún caso de corrupción. Ni si quiera el pago de taxis está siendo aprobado sin previa consulta a los “superiores”.
Según reseña de Infobae, un ejecutivo de una empresa conjunta entre PDVSA y una firma extranjera en la Faja del Orinoco, informó en condición de anonimato, que la estatal se encuentra prácticamente paralizada.
“En PDVSA nadie se atreve a firmar nada. Ni una tarjeta de Navidad”.
La información fue validada con otros 20 trabajadores, actuales y antiguos de PDVSA, ejecutivos de firmas extranjeras, operadores y clientes de la petrolera.
Estrategia tras la medida
La propaganda mediática que desarrolla el Régimen de Maduro para hacer creer que existe una lucha contra la corrupción podría esconder otros fines, según han indicado analistas.
“Ahora cualquiera dice cualquier cosa contra alguien y se lo creen”, dijo una fuente de PDVSA en una llamada telefónica que pidió proteger su identidad.
Según críticos al gobierno de Maduro, la medida podría ser una excusa para despedir a empleados con ideologías distintas o a colegas rivales, alimentando las tensiones en una compañía plegada de divisiones internas, sumado al desgaste creciente entre sus trabajadores por el deterioro de sus condiciones laborales.
Caen peces gordos
El mes pasado dos ex ministros de Petróleo, Eulogio Del Pino y Nelson Martínez, que alguna vez parecieron intocables, fuero arrestados. Abogados y dirigentes opositores critican a la Fiscalía por brindar poca evidencia sobre las acusaciones.
Un informe del año pasado del Parlamento, dominado por la oposición, dijo que al menos 11.000 millones de dólares fueron “malversados” en la compañía entre 2004 y 2014.
Redacción Cubanos Por El Mundo
