60 años de una misma miseria han distanciado al pueblo cubano de sus tradiciones. Las de Nochebuena, por ejemplo, son algunas de ellas.
Un reciente reportaje de Martí Noticias, recoge como lo que suponía una ocasión de encuentro para las familias, la cena navideña servida para compartir, se convirtió en una actividad mal vista por aquellos que no toleran ver una celebración distinta a las propias del socialismo.
Pero más que si es bien vista socialmente o no, el problema real en la Cuba de hoy, es el alto costo de una cena de Navidad, para un “cubano de a pie”, entiéndase un trabajador estatal que a lo sumo recibe cerca de 500 pesos cubanos, transformando las navidades en una “verdadera odisea”.
Así lo manifiesta Laura Burgués, administradora de un agromercado estatal situado en las arterias de las 25 y O, en el vedado habanero, quien intenta para las festividades, concentrar a la familia bajo la mesa.
“Nosotros tenemos la tradición de juntarnos, más que por creencias por aquello de reunirnos toda la familia, aunque sea una vez al año”, dijo Burgués. “Sin embargo, la vida aquí está muy cara. Mi esposo y yo tenemos que estar reuniendo casi 4 o 5 meses antes para al menos hacer una comida decente sin lujos, y eso que todo el mundo aporta un poquito, pero entre la carne que esta sobre los 30 o 50 pesos la libra, las ensaladas y las bebidas, la cena nos cuesta casi 100 CUC, ¡Y aquí nadie cobra en CUC!”
El caso de Ricardo de la Cruz, un “jubilado, católico y patriota” es que para poder hacer la cena navideña, debe esperar por el dinero que le envía su hija que reside en el extranjero.
“Si no es por el dinero que me manda mi hija del extranjero yo no podría hacer una cena de Navidad, porque imagínese, con mi jubilación no me alcanza para nada, y eso que uno aún esta fuerte como para inventar,” dijo de la Cruz.
“Nosotros, antes de ir para la iglesia a las 12, nos reunimos los amigos del barrio y compramos una piernita (de cerdo) entre los que quedan, y así pasamos Nochebuena, que si piensas bien, de buena solo le queda el nombre”.
Pero no es sólo el caso de los adultos mayores. También para los jóvenes, es una verdadera calamidad lograr llegar a recoger lo necesario para poner la mesa en Nochebuena. Así lo describe Alaina Salermo, una joven de 27 años que trabaja en la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, quien debe junto a su numerosa familia, desplegarse a buscar los insumos por toda La Habana.
“Hay veces que ni siquiera el tema gira en torno al dinero, en mi familia todo el mundo trabaja y todo el mundo aporta. Pero el dilema muchas veces consiste en encontrar o bien la comida o bien la bebida”, dijo Salermo.
“La cerveza por estas fechas sube de precio como la espuma. Las piernas de cerdo, para encontrar una que esté buena como para tantas personas es muy difícil. Las ensaladas en esta temporada es solamente lechuga y col, o cuando tienes suerte tomate, y agárrate con los precios. En fin, que hubiese sido mejor no tener que celebrar nada. En Cuba todo es un problema”, comentó.
Redacción Cubanos por el Mundo