No es que Cayo Granma, ubicado a la entrada de la Bahía de Santiago de Cuba, sea muy pequeño para poder construir una gran escuela, es que al parecer, en 60 años de revolución no ha habido tiempo ni recursos para construir un plantel donde se impartan todos los niveles escolares.
Sus más de 12 mil habitantes sufren los mismos problemas de transporte marítimo, pero los más afectados son los niños y jóvenes en edad escolar, puesto que ante la ausencia de una escuela en la isla, deben trasladarse hasta la Cuba, lo que para muchos es más costoso que comer.
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En el cayo no hay calles, sólo existen casas con tejas rojas que datan de casi un siglo, el restaurante El Cayo donde los turistas disfrutar de cocina marinera y niños que “no quieren” ir a la escuela.
“Dejé la escuela porque mi papá estaba preso y yo vivía con mi abuela. Si ella me daba los diez pesos para el transporte, cuando llegaba a la casa por la tarde no podía comer nada porque la plata que había ya me la había gastado en ir a la escuela”, relató un adolescente de la localidad.
Por esta razón es que los niños “no quieren” ir a la escuela. La razón es histórica, porque históricamente hay hambre, falta de dinero y ausencia de un transporte eficiente en el cayo.
Los padres denuncian que el gobierno provincial no hace nada para revertir la situación y sus hijos crecen sin un futuro. Exigen, entre líneas, la construcción de un centro educativo “con múltiples niveles de enseñanza dentro del cayo, una mejoría del transporte “en los horarios de entrada y salida de las escuelas”.
Modesta explicación
“El gran hándicap para la superación de los jóvenes del cayo ha sido siempre el transporte, fundamentalmente por falta de coordinación de la llegada de las lanchas a Ciudad Mar con el transporte terrestre. Muchos jóvenes abandonaban los estudios por las consecuencias que trae esto en el rendimiento académico”, explicó Noel Santiesteban, quien fuera director durante 20 años de la única escuelita existente en el cayo.
Con todo esto es fácil que los niños lleguen a la adolescencia sin un oficio. “Algunos se ponen pescar, otros hacen trabajos por fuera, como ayudantes de albañiles por cuenta propia, por ejemplo”, excusó Santiesteban.
Santiesteban, destacó que los muelles ni siquiera tiene una condición regular, sino que están en mal estado. “Ha habido varios derrumbes en el muelle y todavía se mantienen con peligro potencial. Además, sería necesario habilitar otra lancha para cruzar la bahía”.
Detalles
Un estudiante que prefirió no identificarse explicó que matriculó en un taller de elaboración de alimentos por dos años y debe que ir a la escuela en Santiago los martes, jueves y viernes.
“No es fácil levantarse a las 6.00 de la mañana, irse en la lancha de las 7.00 y cuando llegas a Santiago, esperar un camión hasta ver a qué hora llegas. Debo entrar a la escuela a las 7.10 de la mañana y veces llego a las 8.20. No hay guagua fija, no hay un transporte bueno. Llego tarde, sudado y con mal olor”, se quejó.
Redacción Cubanos por el Mundo
