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Profesionales emigran al cuentapropismo por dignidad y mejor calidad de vida

Profesionales terminan trabajando para el sector privado o como cuentapropistas/Captura de pantalla
Profesionales terminan trabajando para el sector privado o como cuentapropistas/Captura de pantalla

Los profesionales cubanos se frustran al no poder vivir dignamente ejerciendo el oficio para el cual se prepararon por años. Muchos deben abandonar sus estudios a mitad, mientras que otros, ya graduados, aseguran que los empleos estatales merman su moral y castran sus ambiciones de continuar superándose. Es como la carrera de la rata en la rueda de laboratorio, por más que se esfuercen, no avanzan a ningún lado.

Tal es el caso de la cubana Diosdely, licenciada en Educación Física, cuyo testimonio reseñó Palenque Visión y fue publicado por Martí Noticias. Siendo una deportista nata, trabajó en escuelas estatales varios años para terminar “decepcionada”. La mística de trabajo no fue suficiente, el amor por su labor no pagó sus compromisos. Hizo el intento, fue parte del sistema, pero no aguantó más.

“Deje el empleo porque es mucha la decepción. Vengo de una escuela de deporte, toda la vida lo que hecho es deporte. Me cambian a cuidar a los abuelos y niños, y nunca me había dedicado a eso. Además de eso no te prestan las condiciones, no hay áreas, no hay instrumentos. Lo mejor es pedir la baja”.

Cambio de oficio

Tras la “la decepción” en su experiencia en el sector público, decidió pasarse al sector privado donde labora como carnicera en un punto de venta particular. A punta de cuchillo se gana la vida, valiéndose de la fuerza y vitalidad que caracteriza a un atleta, hace sus cortes con una facilidad que poco tiene que envidiarles a los hombres.

“En Centro Habana la mayoría de las escuelas dan la clase de Educación Física en las calles, pones una soga, cierra la calle y das la clase, no hay un local determinado para esta clase. Todo lo que le suceda al niño de la puerta de la escuela hacia afuera es responsabilidad del profesor”, dijo.

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Mejorar ingresos

Esta realidad afecta también a Carlos Manuel, que dejó el bufete colectivo donde trabajaba para administrar una pizzería privada, pese a su sueño de ser abogado. Sin poder contener las lágrimas, contó su experiencia como cuentapropista.

“El motivo principal no hay que ser ciego, es el factor económico. La economía es mucho mejor en el sector cuentapropista”, expresó. “¿De qué vive el abogado? De lo que te regala el cliente (…) te ve pasando hambre y te regala un refresco. Es como dice la canción de Buena Fe ‘déjame ganármelo yo, no me lo regales'”.

El cuentapropista también siente que la institución Bufete Colectivo para la que trabajaba está “marginada” en Cuba, por lo tanto, no ofrecía grandes proyecciones sí se de superación y calidad de vida se trata.

“Ahora puedo tener dinero todos los días en la billetera. Puedo ayudar a mi mamá, puedo ayudar a mi papá, puedo darme los lujos”, agregó.

Redacción Cubanos Por El Mundo

Written by Karelis García

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