El esfuerzo de los cubanos para comer un pedazo de puerco en diciembre no sólo implica ahorrar dos y tres meses antes, sino además participar en un casi maratón para conseguirlo. Las ferias agropecuarias en Santa Clara no son la maravilla que dice el régimen. De 80 puestos construidos, más de 30 estaban vacíos y sólo 14 vendieron, generando caos y anarquía entre los compradores que “casi se matan” para comprar.
“Para mí que al Estado le gusta ver a la gente en agonía, matándose por un pedazo de puerco. ¿Por qué no hacen las ferias con más tiempo, y si no hay comida por el ciclón, qué sentido tienen tantos días de feria?”, se lamentó una señora que desde la distancia veía las colas en los establecimientos en trabajo reseñado por Marcelo Álvarez, para Cubanet.
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Los testimonios aseguran que al llegar a las cuatro de la mañana al mercado ya había gente en cola. Según datos oficiales Villa Clara encabeza los territorios cubanos con mayores volúmenes productivos de cerdo, una producción que los cubanos de a pie no ven por ninguna parte.
Contradicciones oficiales
Héctor Luis Torna Martínez, delegado provincial de la agricultura, garantizó la presencia del lechón para estas fechas, pues la Empresa Porcina “sobrecumplió” sus compromisos de entrega a la industria en noviembre. Nadie se sabe a qué se refería, eso no se reflejó en la oferta.
“Yo no sé dónde están los puercos que dicen por la radio”, comenta Francisco Mederos sentado a la sombra de un árbol en las afueras del mercado El Ñame, en las entrañas del barrio La Vigía.
Mientras que en Ranchuelo, por ejemplo, se distribuyen solamente 10 cerdos diarios en tres mercados estatales, de 20 que deben entregar, igualmente insuficientes.
“¿Cómo justificar entonces tantos desabastecimientos? ¿En dónde se pierden los cerdos? ¿Por qué tantas y tantas colas en las placitas si hay una súper producción? ¿Acaso no resulta una prioridad alimentar al pueblo, que tantas penurias vive?” asegura Álvarez.
Quejas y mal rato
“Aquí se pasa trabajo hasta para comerse un pedazo de carne”, se quejaba otro señor en voz baja en medio del malhumor y la frustración de muchos consumidores, agobiados por la espera incierta.
“Y con los particulares no puedes ir porque te dan una puñalada más grande que la del cerdo. A 40 pesos vende la libra el porquero de mi cuadra, y el estado lo permite porque es a oferta y demanda”. Agregó el santaclareño, pasado de los 50 años.
Saliendo del mercado, Josefina González, una sudorosa mulata que empujaba un carrito con viandas no sabía si reír o lamentarse. “Bueno mijo ya conseguí la carnita del fin de año, con trabajo, pero bueno…” Hace una pausa y suspira: “Ya veremos cómo llega el 2018”.
Redacción Cubanos Por El Mundo
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