Para los cubanos, un nuevo año no significa grandes cambios para ellos. En caso de los jubilados, quienes se encuentran el ocaso de sus vidas y sufriendo el maltrato de un régimen al que le dedicaron su vida, las esperanzas de algo mejor son escasas y muchos aseguran que si el 2017 “fue malo, este será igual” o peor, reseña Diario de Cuba,
Pablo Herrera, es un jubilado de 63 años que trabajó toda su vida para retirarse de una manera decente, pero hoy “ni los traguitos que me gustan me puedo dar”.
“Trabajarle tantos años a este Gobierno para al final estar así, sin un centavo en los bolsillos porque, nada más cobro, ya lo debo todo en comida”
Los pensionados reciben un salario que no va acorde con la realidad de Cuba. Apenas les alcanza para comprar sus medicinas y comida, algunos incluso deben decidir si vivir o comer.
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“Se fue 2017 y ni siquiera me pude comprar una radio que quería, de esas que venden con cargador y entrada de memoria USB”, continuó Herrera. “Lo que cobro de chequera no es nada para los precios de las cosas hoy en día”.
Una mujer relata algo aún más desgarrador, y es que el año puso tuvo que “pasar hambre” para poder comprar un par de zapatos para la escuela de sus hijos.
“Pensé que al menos iba a poder comprar las cosas que necesito para mi casa y ropa para mis hijos. Creí que con el ambiente de ‘elecciones’ iban a hacer más por los trabajadores, como subir el salario, mejorar las ofertas, por ejemplo. Pero todo es lo mismo y más en esta maldita provincia”.
Para una médica que prefirió no identificarse, 2017 fue un año frustrante. Tuvo que abandonar su misión Venezuela y otros planes que dependían de ella.
“Las condiciones básicas no estaban creadas; admito que pasé hambre”, dijo. “Como consecuencia, no logré abrir un negocio particular, que era mi meta en esta segunda misión en el exterior”, añadió.
El cuentapropismo, otra realidad
Pero para el sector, otro panorama parece estar formándose. Y es que aparte de los altos precios, ellos deben lidiar con el abuso de las autoridades, los altos impuestos y el sobreprecio en su materia prima.
“Lo que hago no me alcanza para vivir como quisiera por diversas razones, como los altos impuestos, el acoso de los inspectores y los precios de los productos, pero creo que he resuelto algo”, dijo un vendedor de churros.
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Aunque muchos trabajadores por cuenta propia sólo ganan para subsistir, la mayoría de los consultados confiesa que no quiere volver a trabajar para el Estado.
“Me ha ido mejor, gano 40 o 50 pesos al día (dos dólares) y con el Estado solo ganaba 10 pesos… Por 10 pesos no se puede trabajar”, dijo un cuentapropista residente en Holguín.
Redacción Cubanos por el Mundo
