Luego de seis días de protestas en donde murieron 21 personas y más de 300 han sido detenidos, la Guardia Revolucionaria de Irán desplegó sus fuerzas en tres provincias para sofocar las manifestaciones antigubernamentales.
También los que apoyan al presidente se concentraron en las calles para demostrar fuerza en un intento por contrarrestar las protestas que se han convertido en el desafío más prolongado contra la élite clerical de la República Islámica en casi una década, según informe de la agencia Reuters.
Repuesta del gobierno
Mientras la televisión estatal transmitía en vivo las concentraciones oficialistas en las ciudades suroccidentales de Kermanshah e Ilam y en la localidad norteña de Gorgan; Mohammad Ali Jafari, el comandante de la Guardia Revolucionaria, envió fuerzas a las provincias de Isfahan, Lorestan y Hamadan para enfrentar a “la nueva sedición”.
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Los oficialistas corearon “muerte a los mercenarios estadounidenses, los alborotadores sediciosos deberían ser ejecutados” en la ciudad sagrada chií de Qom. En Isfahan, la tercera ciudad más grande de Irán, y Abadan y Khorramshahr, en el suroeste petrolero, ocurrieron similares demostraciones de fuerza y disposición a la guerra.
“La sangre en nuestras venas es un regalo a nuestro líder y no dejaremos solo a nuestro líder” coreaban los manifestantes.
La Guardia Revolucionaria, espada y escudo de la teocracia chií iraní, fue una pieza fundamental para aplastar el levantamiento de 2009, en el que murieron decenas de opositores.
Las protestas comenzaron la semana pasada por la frustración ante las dificultades económicas entre los jóvenes y la clase trabajadora, pero la agitación creció hasta convertirse en un movimiento contra la cúpula clerical de línea dura que controla el país desde la Revolución Islámica de 1979.
Redacción Cubanos por el Mundo