¿Otras escuelas, fuera de las estatales, en Cuba? Sí. Los niños cubanos que porten algún pasaporte extranjero y que sus familiares tengan solvencia para pagar la matrícula y la mensualidad pueden acceder a una educación fuera de la doctrina del comunismo y castrismo.
Se tratan de las escuelas de habla inglesa, francesa, española y rusa, una de ellas operativa desde hace 40 años y todas ubicadas en Miramar. El valor ronda por los 10 mil dólares anuales y los emigrantes cubanos envían dinero para costear esta educación a sus familiares más jóvenes, según el artículo de opinión publicado en El Nuevo Herald.
“En mi escuela hay muchos cubanos”, asegura una niña de 12 años estudiante de la escuela francesa en La Habana, al preguntarle si se sentía extraña sin ir a clases sus amiguitos del barrio.
Y es que además de estudiar otra lengua y jugar con niños de nacionalidades, cada vez son más los niños cubanos que acceden a centros de educación.
Lo que quizá es extraño es ver a un niño cubano allí cuyo familiar en el extranjero paga sus gastos escolares, pero ha de suponerse que en las escuelas internacionales, donde se preparan a los cubanos para que estudien en las universidades más importantes del mundo, se educan los hijos de los agentes del castrismo.
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En estas escuelas no se cantar el himno nacional, no se usa uniforme con pañoleta, no existe un énfasis en el tema ideológico nacional, no se leen noticias oficiales ni se cantan canciones políticas. Ninguno de los menores juran: “Pioneros por el comunismo seremos como el Che”.
¿Por qué?
No todos los padres cubanos desean que sus hijos sean pioneros y participen de marchas, actos o actividades político -militares obligatorias con las que simplemente ellos no comulgan.
Muchos padres simplemente no se resignan a entregar la instrucción de sus hijos a personas poco competentes, que no se expresan correctamente, seres incapaces de hilar un pensamiento lógico, una idea coherente, una enseñanza aguda a un niño que necesita ser ilustrado y orientado.
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Se niegan a que otra generación de maestros emergentes, o mejor dicho estudiantes aún no graduados, sirvan como profesores y moderadores de los programas televisivos de enseñanza que trasmiten por televisión en las escuelas públicas.
La mayoría de los alumnas y alumnos que formaron parte de la generación egresada de este experimento son hoy personas con un referente cultural bastante limitado y eso es bien notable a la hora de tratar con ellos en cualquiera de los establecimientos públicos.
Por ello hoy, la mayoría de los niños cubanos, no tienen opción y deben ser felices a toda costa.
Redacción Cubanos por el Mundo
