Un día como hoy, pero hace más de 50 años, cuando la cara de Cuba era otra y tenía industrias fuertes, como la del azúcar por el ejemplo, hizo entrada triunfal a La Habana Fidel Castro, encabezando la Caravana de la Libertad, tras el triunfo de la revolución al derrocar al dictador Fulgencio Bastista. Una multitud lo ovacionó a su paso y hasta le abrió paso para caminar entre ella. La gente le creyó cada palabra, cada promesa, y es que parecía sincero.
“Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario. Engañar al pueblo, despertarle engañosas ilusiones, siempre traería las peores consecuencias, y estimo que al pueblo hay que alertarlo contra el exceso de optimismo. Nosotros jamás necesitaremos de la fuerza, porque tenemos el pueblo, y además porque el día que el pueblo nos ponga mala cara, nada más nos ponga mala cara, nos vamos” exclamó el fallecido Fidel entre aplausos desmedidos, según discurso publicado por Cubadebate.
Casi extinguir el exceso de optimismo eso es lo único que sí ha logrado la revolución desde ese discurso, pronunciado el 8 de enero del año 1959. Las engañosas ilusiones empezaron ese día y se mantienen, sólo que el hambre, el cansancio y la influencia inevitable de la globalización (a persé del intento de aislamiento) conspiran hoy ante la opresión del régimen comunista, que a lo largo de más de cinco décadas ha dañado el bienestar social de los cubanos con descaro impresionante.
Mentiras a la luz
“Porque entendemos esto como un deber, no como un placer; entendemos esto como un trabajo, que por algo ni dormimos, ni descansamos, ni comemos, recorriendo la isla y trabajando honradamente por servir a nuestro país” aseveró Fidel.
Esa idea Fidel, es compartida por los cubanos que hoy luchan contra el sistema represivo y empobrecedor que dejaste en el país, y que ante la ineptitud de los funcionarios públicos, salen a calmar el hambre a las calles con el apoyo de otros cubanos en el exilio. Muchos de estos han sido detenidos por ejemplo, luego de llevar comida a ancianos pobres en la Isla, muchos de los cuales seguramente te aplaudieron y quedaron afónicos aquella tarde del 59 durante tu discurso.
La dictadura que llegó hablando de libertades, de derechos, de igualdad, no fue más que una gran ilusión, un enorme espejismo construido por la euforia de esos acalorados discursos, que más tarde, quedarían relegados para llevar a la práctica políticas de control y exterminio de las libertades más básicas de los ciudadanos.
“Si el pueblo fue quien sufrió los horrores de estos siete años, el pueblo es quien tiene que preguntarse si dentro de 10 o dentro de 15, o de 20 años, él, y sus hijos, y sus nietos, van a seguir sufriendo los horrores que ha estado sufriendo desde su inicio la República de Cuba, coronada con dictaduras como las de Machado y las de Batista” apuntó Fidel.
Se quedó corto Fidel, ni siquiera él pudo visionar en aquellos instantes que su ambición y afán por el poder se expandiría de tal forma que prolongaría su vil mandato por casi seis décadas. Esas preguntas ya han sido hechas y tienen sus respuestas, pero están subyugadas a la fuerza represora del Estado.
¿Armas para qué?
Ahora todo indica que las interrogantes hechas por Fidel Castro anunciaban con exactitud lo que sería implementado bajo su régimen, cuyo legado fue entregado a su hermano Raúl Castro, quien hoy persigue igual o más, a la disidencia “armada” de oraciones como el caso de las Damas de Blanco que cada domingo acuden a misa para rezar por los presos políticos, o a quienes “atacan subversivamente” al régimen, mediante obras de teatro como el caso de los artistas independientes de Cuba, acosados, detenidos y maltratados por los agentes de Seguridad del Estado.
“¿Armas para qué?, ¿hay dictadura aquí? ¿Van a pelear contra un gobierno libre, que respeta los derechos del pueblo? ¿Ahora que no hay censura, y que la prensa es enteramente libre, más libre de lo que ha sido nunca, y tiene la seguridad de que lo seguirá siendo para siempre? ¿Hoy, que todo el pueblo puede reunirse libremente?, ¿hoy, que no hay torturas, ni presos políticos, ni asesinatos, ni terror? ¿Cuando todos los derechos del ciudadano han sido restablecidos, cuando se va a convocar a unas elecciones en el más breve plazo de tiempo posible, ¿armas, para qué?” preguntaba Fidel Castro a la muchedumbre.
Una generación nacida entre austeridad y limitaciones pero con más ventanas tecnológicas para trascender a la cerca comunista, se cuestiona hoy quién fue ese Fidel que habló ese día y por qué dijo tantas mentiras. El análisis no busca dominar la historia, sino entender cómo se puede cambiar la mirada al futuro, hacía un país donde de verdad el pueblo gobierne, hable, se queje, denuncie, acuse y viva como quiera, sin el penoso castigo de la cárcel y la persecución.
El hambre es irreverente. Por eso Magaly Márquez Rodríguez, residente en San Miguel de Padrón, en el asentamiento Los Mangos, refleja la desilusión y el abandono que sufren los pobres en Cuba.
“Tenemos el techo con un palo para que no se caiga, ellos dicen que no les importa nada, he ido a todas partes y me dicen que no me van a ayudar. Aquí no hay una mejoría para nadie. Fui el partido y al poder popular y ellos me dicen que no les importa mi situación” denunció la mujer.
Como ella, hay miles en la Isla, peor que ella, cientos. Eso ya no importa para el régimen, no figura en la lista de lo urgente ni de lo importante. Al menos hoy, en esa lista deben estar los actos conmemorativos de la llegada de Fidel Castro a La Habana o la visita del presidente de Etiopía. Y en los próximos tres meses, todos sus esfuerzos estarán concentrados en la campaña rumbo a las elecciones presidenciales propagandísticas que se realizarán este año en Cuba, persiguiendo a la disidencia y acallando todas las denuncias de violaciones a los derechos humanos.
Un día como hoy hace 58 años, teníamos más de medio siglo de oportunidades para hacer de esta tierra una verdadera potencia, y no el escenario arruinado y miserable pintado hoy por el comunismo mediocre. Fidel llegó y se fue, pero la pobreza y el sufrimiento no.
Redacción Cubanos Por El Mundo
