En unos días, la compañía estadounidenses Ocean Infinity reanudará la búsqueda del avión de Malaysia Airlines que desapareció en 2014 con 239 personas a bordo, siendo uno de los mayores misterios de la historia de la aviación.
El nuevo rastreo comenzará a mediados del presente mes tras el acuerdo alcanzado entre la compañía y el Gobierno malasio y se enfocará en el lecho marino de un área de 25 mil kilómetros cuadrados del océano Índico, previamente delimitado por expertos australianos y donde se cree que el aparato impactó contra el agua, reseñó EFE.
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Liow Tiong Lai, ministro malasio de Transporte, informó que la misión será localizar los restos o las cajas negras de la nave.
“La misión principal de Ocean Infinity es la localización de los restos (de la aeronave) y/o las cajas negras: la grabación de voces en cabina y el registro de los datos de vuelo”
La compañía estadounidense contará con 90 días de plazo y en caso de no lograr su cometido no obtendrá la remuneración prevista, que varía entre los 20 y los 70 millones de dólares (entre 16,7 y 58,6 millones de euros), según las cláusulas estipuladas en el acuerdo.
El pago correrá a cargo del Gobierno malasio. Para ello, Ocean Infinity debe presentar evidencias considerables y creíbles del lugar exacto donde se hallan los restos del avión.
El pasado 2 de enero, el buque Seabed Constructor partió desde Sudáfrica rumbo a la zona de búsqueda –a la que llegará el día 17– para “ahorrar tiempo (…) ante la estrecha ventana climatológica” favorable para el rastreo, indicó a Efe Mark Antelme, en calidad de portavoz de Ocean Infinity.
El accidente
El Boeing 777-200ER de Malaysia Airlines desapareció unos 40 minutos después de despegar de Kuala Lumpur rumbo a Pekín, después de que alguien apagara los sistemas de comunicación y virara el aparato de manera intencionada, según la investigación oficial.
En enero de 2017, las autoridades de Malasia, Australia y China dieron por concluida la búsqueda tras completar sin éxito el rastreo de unos 120 mil kilómetros cuadrados del océano Índico, en un operativo que costó 135 millones de dólares.
Meses después, investigadores australianos de la agencia gubernamental Csiro acotaron con mayor precisión el lugar donde pudo estrellarse la aeronave, un área en la que se centrarán ahora los esfuerzos de búsqueda.
Los expertos estudiaron en el laboratorio varios factores como el rumbo del avión, la cantidad de combustible y las corrientes marinas de la región, para determinar que el accidente pudo registrarse cerca del grado 35 sur del llamado “séptimo arco”, la zona del Índico donde se llevó a cabo el anterior rastreo.
La recuperación de piezas de la aeronave en Mozambique, Sudáfrica, las islas Mauricio, la francesa Reunion y Pemba (Tanzania), entre otros lugares, confirmó los análisis de laboratorio.
Permitió también constatar que el aparato se estrelló en el mar y elaborar nuevas hipótesis sobre qué sucedió con la aeronave y sus ocupantes, cuyas familias aún esperan una explicación de los motivos de la suerte sufrida por sus seres queridos.
Redacción Cubanos por el Mundo