Si aquellos que tienen vida, salud e independencia se siente maltratados en Cuba, ¿qué se puede esperar para los adultos mayores que necesitan atención y medicamentos? ¿Cómo pueden disfrutar la vejez que según los medios nacionales, es un derecho de los cubanos?
Y es que a pesar del éxito en salud que pregona el régimen por el mundo, la realidad es que cada vez hay más ancianos en situación de calle, dato que toma importancia si se considera que uno de cada cinco cubanos ya es mayor de 60 años y además existe un alto índice de demencia senil.
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La cifras maquilladas del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) celebran la baja tasa de mortalidad infantil, la tasa de mortalidad del adulto mayor que se ubicó en 29 por cada 100 mil habitantes de más de 60 años y otros avances más que ningún cubano se cree, puesto que es casi imposible que ninguno de los casi 11 millones de cubanos haya visitado el médico durante 2017, según reporte de Martí Noticias.
Condiciones
La realidad es que los cubanos se privan de pisar algún hospital para evitar mayores riesgos de salud. Evitan a toda costa visitar lugares sin ventanas, desbordados de cucarachas, llenos de negligencia y una deprimente calidad humana; donde además pueden contagiarse con una bacteria mucho más agresiva que las que se encuentran en las calles.
Si esa es la estampa para un cubano promedio, ¿cómo será la atención social y médica para los ancianos dementes o sin hogar que se encuentran en condición de calle?
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Alejandro Salerno, sicólogo de 27 años, comentó que tuvo un familiar de 70 años que según el informe médico murió producto a un leve accidente automovilístico.
“Realmente no fue el accidente lo que la mató sino la negligencia médica y las malas condiciones del hospital. Mi tía llegó al hospital consciente. Luego de la operación fue que el cirujano preguntó si era insulino-dependiente. Días después hizo una peritonitis causada por una bacteria que cogió en el mismo hospital”, comentó Salerno.
Según cifras oficiales se han inaugurado 287 casas de abuelos, 150 hogares de ancianos, y salas de geriatría para atender a más de 101 mil 582 personas de entre 60 y 75 años. Vidas que se convierten en un número que se necesita alcanzar para cumplir el plan de baja morbilidad y esperanza de vida geriátrica donde debería abundar y no escasear el amor.
Realidad
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Los cubanos denuncian como macabro, hostil y agobiante el escenario de las salas de geriatría de los hospitales.
“No quiero acordarme de ese mes que me pasé en el hospital. Los enfermeros eran pésimos, no había lidocaína para poner las sondas, ni mercurio o gaza para curar las escaras. Las curas las teníamos que hacer los mismos familiares. A eso se suma que mi mamá entro por un catarro y murió de bronconeumonía bacteriana” denunció Ogilda Álvarez cuya madre de 90 años falleció hace menos de un año en el hospital de Contramaestre en Santiago de Cuba.
Un médico director de un hogar de ancianos de La Habana cuya identidad pidió mantener bajo discreción acotó:
“Acá nosotros hacemos lo que podemos, ayudamos a los ancianos terminar lo que les resta de vida en tranquilidad. El estado ayuda en cuestiones mínimas. Da mucha lástima ver ancianos en las calles, pero los hogares como este no dan abasto. Creo que deberían incrementarlos porque espacios constructivos en La Habana hay”.
Al parecer los abuelos prefieren están en las calles pidiendo limosnas, hurgando en los basureros, buscando pomos plásticos para cambiarlos por comida en vez de ir a un hospital o a un geriátrico donde sin remedio perderían la vida.
Redacción Cubanos por el Mundo
