Ni siquiera para los turistas todo es color de rosa en Cuba. Uno de ellos, saca provecho a su visita para listar una serie de advertencias que faciliten el recorrido de quienes decidan conocer el país. Tal es el caso de Harrison Jacobs, un turista estadounidense que cuenta cómo durante su visita a la Isla se vio obligado a lidiar con una serie de situaciones poco usuales en países “normales”, las que sin duda alguna, le podrían amargar el viaje a cualquiera.
“La línea entre unas vacaciones increíbles y un viaje desastroso es muy delgada en Cuba”, afirma el norteamericano.
Las primeras dos grandes sensaciones que vivió durante su primer día, descritas en Business Insider, fueron: hacer una larga fila para adquirir una tarjeta de Internet y resignarse a quedarse incomunicado hasta el otro día. Tras hacer una larga fila en la agencia de ETECSA, a las 4.00 de la tarde un empleado le indicó que la persona que estaba delante de él sería la última en ser atendida. Quedó por fuera.
“En lugar de frustrarte por los inevitables y largos tiempos de espera, planifica. Si no lo haces, podrías terminar como lo hice una tarde en Viñales, un pequeño pueblo en el occidente de Cuba. Aunque me habían advertido acerca de las líneas interminables, llegué demasiado cerca de la hora de cierre donde se compran las tarjetas de Internet. No hubo Internet para mí ese día”, relató.
Esa fue la bienvenida que recibió Jacobs, para quien estar desconectado, hasta en vacaciones, podría resultar muy perturbador, al igual que para la mayoría de la gente en el mundo de hoy.
Colas por doquier
La publicación destaca que en Cuba hay colas para todo. Para la aduana, para el banco, para Internet, para usar el baño, para el autobús, para chequearse en el hotel, entre otras actividades. La mayoría de las cosas que se quieren o se necesitan, requieren esperar, especialmente si involucra algún servicio prestado por el estado.
El visitante recomienda que al llegar a cualquier lugar se adopte el sistema cubano que impera en las filas. Lo primero que debe hacerse es preguntar quién es el último de la fila. Intentar colarse, en su análisis, es muy mala idea.
“Cuando llegue al banco, a la panadería o a cualquier otro lugar donde necesite esperar, primero pregunte en español: “¿Quién es el último en la fila?” Quienquiera que sea el último, se lo dirá al instante. Vas detrás de ellos y ahora tú serás el último en la fila. Cuando llega una nueva persona y se convierte en el último, ahora puedes vagar libremente antes de que sea tu turno en la fila, todos te permitirán tomar tu lugar. No intentes adelantar, todos saben exactamente dónde están en la cola”.
El efectivo es clave
“A menos que quieras terminar mendigando en las calles de La Habana, trae efectivo en tus vacaciones. Y mucha cantidad”, enfatiza el turista, quien pudo constatar las limitaciones e incertidumbre que viven quienes dependen de alguna tarjeta de crédito o debito. Recordó a sus coterráneos que las tarjetas de crédito y débito estadounidenses no son aceptadas en ninguna parte.
“Si vienes de Europa o de otro lugar, hay muchas posibilidades de que los cajeros automáticos en el aeropuerto y los principales destinos turísticos acepten tu tarjeta, pero es mejor verificarlos dos veces antes de viajar. Tenga en cuenta que los cajeros automáticos en Cuba tienen tarifas muy altas”.
Ya por último, el extranjero instó a los visitantes a presupuestar cuidadosamente la cantidad de dinero que van a gastar en el viaje, para así disponer del efectivo necesario, que de ser posible sería mejor traerlo en euros.
“Si puede, traiga el efectivo en euros. Si bien la moneda cubana está vinculada al dólar estadounidense, el gobierno cobra una multa del 10% al convertir dólares a pesos” concluyó el huésped, que difícilmente quiera regresar a nueva aventura en la Isla, para sortear nuevamente episodios tan desgastantes.
Redacción Cubanos Por El Mundo
