La paradoja se burla nuevamente de quienes esperan algo bueno de la dictadura. Es el caso de Zunilda González Ríos, una madre trabajadora que vive en precarias condiciones junto a sus 6 hijos, en una humilde ciudadela ubicada en Línea n° 1113, entre 14 y 16 del municipio Plaza.
“Estaban pensando hacerme el proceso para entrar al Partido (Partido Comunista de Cuba) pero como tengo problemas con la salud de mis hijos, todavía no he podido integrarme bien, bien. Esta situación me ha hecho quedarme hasta ahí porque no es fácil que una madre esté durmiendo y cuando empiece a llover no tengas dónde meter a tus hijos” confesó la mujer sin poder contener las lágrimas, en un testimonio recogido por Cubanet.
Pese a que se describe como una de las mejores activistas de Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) del municipio Plaza, eso no le ha ayudado a mejorar las condiciones de hacinamiento y pobreza extrema que comparte con sus 6 niños, cuatro de ellos enfermos.
La vivienda de la familia González lleva muchos años declarada inhabitable por los expertos. Las muchas diligencias adelantadas por la mujer para obtener una vivienda digna no han dado frutos. Mientras tanto, en cada aguacero, sus pequeños, se exponen a la humedad del lugar y al peligro de que se desplome la vieja estructura.
Sin dinero
Sólo cuenta con su salario para costear las muchas medicinas que necesitan sus hijos para no empeorar, tres afectados por enfermedades respiratorias graves y uno por retraso psicológico. Es tecnóloga de alimentos y metróloga con 17 años de experiencia que no le han servido sino sólo para medio comer y adquirir un refrigerador hace cinco años.
“Yo no tengo presupuesto, gasto mucho dinero en medicamentos. Cuatro de los seis hijos están enfermos. No tengo ninguna otra entrada que mi salario. Me parece muy injusto lo que están haciendo conmigo. No hay ningún lugar al que no haya acudido para solicitar ayuda, todo los lineamientos los he cumplido”.
La angustiada madre, cuya responsabilidad personal en el problema no puede ser omitida, trabaja en una panadería en Plaza, en la que es miembro del sindicato de la empresa. Cada vez les es más cuesta arriba trabajar y cuidar a los niños, afectados por problemas de salud.
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Así como ella, habrán miles los cubanos, que teniendo la disposición de servir al régimen que los oprime, mueren en el intento gracias al abandono oficial y a la asfixia social y económica que se agudiza en la Isla. La mediocridad del régimen conspira contra sí.
Redacción Cubanos Por El Mundo
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