Un hospital materno es el escenario donde inicia la historia de amor entre dos jóvenes. Planificaron su vida juntos con todas las esperanzas de salir ilesos de las restricciones que viven en el régimen cubano, pero ni sus estudios ni el emprendimiento fueron suficientes. Esta es la historia de superación de dos cubanos en dictadura.
Al terminar la secundaria, Ella decidió iniciar sus estudios para optar por el título de Enfermera Básica Bachiller con Perfil Biológico. Era el mejor plan, según su creador Fidel Castro, puesto que solventaría el déficit de enfermeros que existía en la Isla. Ella sería una “enfermera emergente”, según señala Havana Times.
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Con titulo en mano, consiguió trabajo en un hospital materno en el que lo conoció a Él “el tipo de los rayos X”. Al poco tiempo de haberse involucrado sentimentalmente tienen su primer hijo y el segundo llegó casi de inmediato.
Sus sueldos ya no eran suficientes, aún cuando a Él le iba muy bien con los beneficios extras que recibía en su área y aun cuando Ella estaba muy cómoda con su trabajo, se vio en la obligación de renunciar.
El plan estaba claro para ambos. Su casa contaba con una excelente ubicación como para alquilar algunos espacios a emprendedores de la zona y así lo hicieron. Cuatro inquilinos entre el portal, la sala y el garaje significaban una fortuna, el ingreso diario de 480 pesos. Todo marchaba favorablemente, tuvieron un tercer hijo y entonces murió la abuela. Es aquí cuando comienza la odisea.
La odisea
La licencia de alquiler pertenecía a la abuela por ser la propietaria de la casa, luego de su partida todo el negocio se convirtió en ilegal y en menos de una semana una inspectora de la ONAT estaba sobornándolos con 200 CUC, un pernil de puerco y seguirle el juego a sus bromas soeces. Necesitaban conseguir seis meses de plazo, hacer el cambio de propietario de la casa y solicitar una nueva licencia a nombre de Ella.
Lo intentaron con el mayor empeño, pagando el dinero en soborno no sólo a la inspectora que cada mes pasaba por “lo suyo” sino también a los funcionarios de Vivienda, Registro Civil, Planificación Física, Registro de la Propiedad, UMIV, Arquitectura Municipal y Notaría, pero desfavorablemente para la joven pareja, el plazo de los seis meses se cumplió sin ningún éxito.
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Sin más que hacer, tuvieron que cerrar. Los ahorros del futuro familiar los invirtieron para acelerar el papeleo y lo que no habían logrado en seis meses, lo lograron en un mes. Sin titubear fueron a la ONAT para solicitar su licencia, pero para su desgracia, por órdenes de arriba, no se estaban dando nuevas licencias hasta nuevo aviso.
En medio de la indignación y desesperación, Ella regresó a solicitar trabajo en el hospital materno donde había trabajado, pero para su sorpresa por ordenes del Minsap los títulos como el de Ella ya no eran válidos, oficialmente ahora sólo tiene estudios de bachillerato y ya no era enfermera. Sus años de experiencia se fueron la basura.
Nuevo plan
Todo esto no derrumbó sus ganas de ser una profesional, hoy Ella estudia para obtener su título de enfermera, mientras espera que “a esta gente les de la gana” y vuelvan a dar licencias.
Para El, no es suficiente vivir de un salario y maneja la posibilidad de participar en un programa médico fuera de Cuba, “aunque sea pa Venezuela” lo que ve un poco complicado ya que presenta antecedente penales por intento de Salida Ilegal, años antes de conocerla a Ella cuando trató de irse en balsa a EE. UU.
¿Cómo puede superarse un matrimonio en dictadura?
Redacción Cubanos por el Mundo
