Anayansi Rodríguez, representante permanente de Cuba ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), llamó este martes a centrar más esfuerzos para erradicar la pobreza. La embajadora se mostró interesada en la implementación efectiva de la Agenda 2030 y en alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sustentable. Según informó el medio oficial La Demajagua.
Y es entonces, cuando desde las barriadas cubanas emergen las preguntas que diferencian a las intenciones de los hechos, y a las palabras, de las acciones. Los cubanos hacen exactamente el mismo llamado a Rodríguez y a las autoridades cubanas, a reforzar, o al menos, a realizar, algún esfuerzo para erradicar la pobreza en el país. Un esfuerzo verdadero por aumentar la producción nacional, que garantice al menos comida y medicamentos por la que tanto sufren los ciudadanos.
¿Qué tipo de moral posee un ser humano para desde un cargo público asumir que lucha contra la pobreza, a la vez que su gente cada vez es más pobre? ¿Sabe la embajadora las peripecias que deben hacer los cubanos para medio comer? ¿Qué ha hecho el régimen cubano, el que ella representa, para mejorar la calidad de vida de su población en los últimos 10 años al menos?
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Bueno, hagamos preguntas más fáciles. ¿Qué habrá desayunado y almorzado la delegada de Cuba ante la ONU mientras pensaba en cómo seguir mintiendo sobre su preocupación? ¿Cuáles marcas la vestirán, qué clase de joyas llevará puestas? ¿Qué tan conectada está con las necesidades de los pobres en su país? ¿Alguien la ha visto caminando alguna barriada cubana para indagar sobre el problema o al menos preguntándole cómo viven, a la gente que visita El Malecón?
El mayor desafío
Es sorprendente cómoda y desinteresada, en los hechos, la propuesta hecha por Rodríguez ante la ONU. Quien durante el primer período de sesiones de la junta ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), indicó que ese es uno de los mayores desafíos mundiales en la actualidad.
Señora embajadora, comer y encontrar medicinas es el principal desafío de los cubanos cada mañana, desde hace muchos años, cada vez en una escala de dificultad mayor. Sea responsable, ocúpese en mejorar la realidad de su país antes de instar al mundo a hacer lo que en Cuba no se hace.
Otra inquietud planteada por la delegada cubana, fue el decrecimiento de los recursos básicos dedicados al desarrollo, los cuales constituyen el pilar de las actividades operacionales de la ONU y la principal garantía para atender debidamente las necesidades y prioridades de los países receptores.
Señora embajadora, ¿cuánto aporta Cuba a estos fondos? ¿Cuántos recibe? Creo que la segunda pregunta va más relacionada a su preocupación.
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¿Alianza de qué tipo?
Rodríguez aseveró que solo será posible poner fin a la pobreza en todo el mundo y alcanzar un desarrollo sostenible e inclusivo en el 2030 a través de una verdadera alianza global para el desarrollo, basada en los principios de solidaridad mundial y responsabilidad compartida.
“Como siempre, pueden contar con Cuba para alcanzar estos objetivos”, remarcó.
La única suposición lógica que encaja en esa última afirmación, es que la solidaridad del régimen cubano es mucho más amplia cuando se trata de fortalecer alianzas políticas con países extranjeros. No porque le importe el hambre foráneo, sino porque quieren algo de sus aliados.
Un régimen que no cuida a su población y que la deja a su suerte en medio del desabastecimiento de medicinas y comida, que le reduce la atención médica para lucrarse de los médicos que saca al extranjero; un régimen que durante la crisis de huracanes vende los donativos dados por otras naciones o pone precio a la comida de pésima calidad que facilita a los damnificados, un sistema así, no puede estar preocupado por la pobreza de nadie.
Deje de mentir señora Anayansi Rodríguez, por más que se meta en el papel, por más que lo intente, la pobreza en Cuba es tan grande que ningún otro país que indague esa realidad, aunque sea poco, podrá considerar seria y honesta su petición.
Redacción Cubanos Por El Mundo