Una carta redactada por tres sacerdotes de la Iglesia Católica fue enviada al dictador Raúl Castro en un intento por evitar “más sufrimiento inútil” en Cuba. La iniciativa se realizó en el marco del XX aniversario de la Misa por la Patria presidida por San Juan Pablo II y las palabras de Mons. Pedro Meurice en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba, el 24 de enero de 1998. Según reseña de Martí Noticias.
“Esta carta tiene también un propósito, que es un derecho: Queremos elegir en libertad. En Cuba hay votaciones, no elecciones. Urgen elecciones donde podamos decidir. Ahora se nos invita a “votar”, a decir “sí” a lo que ya existe y no hay voluntad de cambiar. Elegir implica, de por sí, opciones diferentes, elegir implica la posibilidad de tomar varios caminos”.
Son sólo parte de los muchos señalamientos expresados por tres párrocos de la Iglesia Católica cubana al régimen. La misiva la firman el Padre Castor José Álvarez de Devesa, Cura del Modelo, en Camagüey; el Padre José Conrado Rodríguez Alegre, Párroco de San Francisco de Paula, en Cienfuegos; y el Padre Roque Nelvis Morales Fonseca, Párroco de Cueto, en Holguín.
Un llamado a tiempo
La misiva describe el temor de los líderes católicos ante las crecientes posibilidades de que la crisis social y económica en Cuba, se desborde, generando más violencia y sufrimiento a su pueblo.
“Si escribimos esta carta es para evitar que un día, por alguna circunstancia, Cuba se sumerja en cambios violentos que sólo añadirían más sufrimiento inútil. Todavía tenemos tiempo de hacer un proceso progresivo hacia una pluralidad de opciones que permita un cambio favorable para todos. Pero el tiempo se acaba, apremia abrir la puerta”.
Los sacerdotes aseguran que desde la institucionalización del Partido Comunista como el único partido autorizado a existir, nunca se ha permitido al pueblo alzar una voz diferente, y toda voz diferente que ha intentado hacerse oír, ha sido silenciada.
“Nuestro pueblo está desanimado y cansado, existe un estancamiento que se resume en dos palabras: sobrevivir o escapar. Los cubanos necesitan vivir la alegría de “pensar y hablar sin hipocresía” con distintos criterios políticos. Estamos cansados de esperar, cansados de huir, cansados de escondernos. Queremos vivir nuestra propia vida” expresan los párrocos.
Un clamor
Los sacerdotes sellan sus palabras invocando la intercesión de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, y le encomiendan la dura tarea de generar reflexión en la élite dictatorial que lleva 60 años apartándose de Dios y pisoteando sus mandamientos.
“Ella, Madre de todos los cubanos, interceda ante el Señor de la historia que, como dijo en Cuba, Su Santidad Benedicto XVI: “Dios no solo respeta la libertad humana, sino que parece necesitarla”, para que podamos elegir siempre el bien mayor para todos”.
Redacción Cubanos Por El Mundo
