Andrew Fuller, gimnasta masculino estadounidense de la modalidad trampolín denunció que su entrenador George Drew, director de los programas de trampolín en la federación estadounidense entre 2015 y 2017, de someterle a todo tipo de vejaciones cuando le “recrutó” para que se fuese a vivir y entrenar con él a Michigan, por lo que dijo que el #MeToo “no es solo para mujeres”.
Expresó que cuando intentó denunciarlo se sintió “aún más traumatizado por el sistema” y por “el estigma” de ser una víctima masculina. Según cuenta Fuller, Drew le obligaba a ingerir pastillas, le llamaba “simio” o “retrasado” y le hacía salir de madrugada en calzoncillos a recoger leña.
Me sentía humillado sexualmente, afirma el gimnasta, que en una ocasión fue drogado y, cuando despertó, se encontró con que había sido tatuado sin su consentimiento.
Fuller relata que abandonó la casa de George Drew después de que una noche le descubriese masturbándose mientras miraba a otra gimnasta, que estaba inconsciente debido a los medicamentos que le había proporcionado el médico.
George Drew dejó el cargo en la federación estadounidense el año pasado pero, según denuncia Fuller, aún tiene acogidos en su casa a varios deportistas.
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Estas revelaciones llegan una semana después de que Larry Nassar, exmédico de la selección estadounidense de gimnasia, fuese condenado a entre 40 y 175 años de cárcel por abusar sexualmente de varias gimnastas, entre ellas la campeona olímpica Simone Biles. Más de 150 mujeres se declararon víctimas de sus abusos.
Redacción cubanos por el Mundo