Por décadas el régimen cubano se jacta de su sistema de salud sólo por el hecho de ser gratuito. Sin embargo, la calidad y la atención que tanto pregonan no se ven por ningún lado. No hay medicinas, no hay condiciones, no hay médicos, los hospitales cubanos son un antro de desolación corrupción y más enfermedades.
La profesora Gladys Linares, quien redacta para Cubanet, relata su experiencia tras sufrir un accidente doméstico.
El pasado 16 de enero le cayó un estante y hizo una herida considerable en la cabeza. El estruendo alertó a su vecino quien vino a socorrerla y de inmediato salieron al policlínico para atender el accidente.
Con una toalla para contener la hemorragia, Gladys llegó a la emergencia, donde una enfermera con cara de pocos amigos la atendió.
“Cuando me quité la toalla con que intentaba contener la sangre, ella me miró indiferente, y antes de llamar a la doctora recogió el termómetro que le entregaba un paciente, un hombre entrado en años, que antes de irse se aproximó hasta la mesa, le susurró algo y le puso delante un billete. Ella fingió vergüenza, pero lo guardó enseguida”.
Esta práctica se ha expandido como un cáncer por todo el sistema de salud cubano. Al no contar con las condiciones necesarias, los galenos recurren a exigir “regalitos”, por lo que los pacientes deben darlo si quiere recibir un buen trato.
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Al llegar la doctora le exigió a Gladys hacerse una radiografía, pero supuestamente en el hospital no había material, por lo que tenía que trasladarse a otro lado.
“Miró la herida y me dijo: “Hay que hacerle una placa, y aquí hace más de 3 meses que no hay. Vaya a la Benéfica o a la Dependiente para que la atiendan”. Y nos hizo salir para la sala de espera. Al pedirle una ambulancia, nos respondió que la ambulancia era para casos extremos. Mi vecina protestó, no podía entender aquello, pero sus reclamos chocaron contra un muro de indolencia”.
Luego de los reclamos de ambas mujeres, una superior del hospital ordenó que se atendiera a la mujer. Sin embargo lo que recibió fue malos tratos y una atención poco profesional por parte de la doctora.
“Una de las enfermeras me indicó la mesa de curaciones, pero la doctora, de nombre Norma, en vez de eso me sentó en una silla. Me cosió sin lavar la herida, sin cortar el pelo ni rasurar la cabeza, solo con algo de anestesia, que no fue suficiente. Cuando le pidió un poco más a la enfermera, esta le susurró algo y no se la trajo. Cuando mi hija le dijo que me dolía, al verme crispar las manos y contraer la cara, le ripostaron sarcásticamente que no me podía doler”.
Al ver que la hija de Gladys exigía que su madre fuera tratada como una ciudadana, la doctora se limitó a responder lo que ya todo el mundo sabe, hay que pagar para ser atendido.
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La propia médico reveló que ella tuvo que pagara un colega para que la operara, algo que sin duda sale de todo lo dicho por el castrismo.
“Luego, al comentar el incidente con varias personas, me han dicho que el servicio de ambulancias solo está disponible por 10, 15 y hasta 20 CUC, que las placas aparecen por un precio, y todos me recordaron que a un hospital hay que aparecerse con una merienda o un buen regalo, y que mientras mejor sean estos, mejor será la atención”.
El articulo de Gladys resalta que nada en Cuba se hacer para el beneficio de los cubanos. Si bien el régimen gradúa cada vez más médicos, esto no se ve reflejado en el sistema de salud pública de la Isla, sino para beneficio de la propia dictadura que usa a los recién graduados como moneda de cambio.
Redacción Cubanos por el Mundo
