El transporte público en Cuba es materia pendiente. Lo que más molesta a los habitantes de La Habana es que no hay “una frecuencia fija de las rutas. A eso, se le suma que la dictadura de Raúl Castro se enorgullece “por las supuestas bondades del sistema comunista.
Pero, relata Iván García para Diario Las Américas, “en casi sesenta años jamás ha podido ofrecer soluciones al transporte urbano. No solo en La Habana, también en el resto del país”.
Uno de los testimonios que recoge la nota es el de Carla, una universitaria.
“Vivo en El Cotorro y estudio en la CUJAE (Universidad Tecnológica José Antonio Echevarría, al oeste de La Habana). Tengo que coger dos guaguas [ómnibus] para ir a la escuela. El P-7 o P-2 hasta la autopista y luego el PC hasta la CUJAE. Sobre todo el PC es un dolor de cabeza. Pasa a la hora que le da la gana. Supuestamente, en las horas pico debiera tener una frecuencia de diez a quince minutos. Pero en la realidad a veces demora treinta o cuarenta minutos. Y cuando pasa, es como abordar un barco pirata. Dentro de la guagua se ve de todo: acoso sexual, hurto al ‘carterismo’ [robo en los bolsos o carteras] y peleas de boxeo“
La pregunta es: ¿Cuánto más se tardará el gobierno en solucionar?
Respuestas
Buena pregunta, acota Iván García.
“En la etapa republicana, el servicio de ómnibus urbanos e interprovinciales funcionaba con la exactitud de un reloj suizo“
En 1952, en La Habana había dos grandes compañías de transporte público: Cooperativa de Ómnibus Aliados y Autobuses Modernos S.A, reseña el texto.
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Las dos operaban unas 30 rutas de ómnibus, con frecuencias de entre dos y diez minutos en hora pico. “Es cierto que en la capital residían solo 600.000 habitantes, cuatro veces menos que en la actualidad, pero una administración mínimamente previsora, con el aumento de la población, debió haber trazado estrategias que contribuyeran a solucionar el problema del transporte urbano”.
Ya se sabe: la revolución de Fidel Castro fue más política que económica, critica el periodista. “La prioridad del autócrata barbudo era la ideología y enmarcar a Cuba en la agenda de los centros de poder mundial, ya fuera mediante la subversión a otras naciones, participación en guerras civiles africanas o emplazar en el país cohetes atómicos de su aliado soviético”.
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La mayoría de las rutas de ómnibus de La Habana desaparecieron. Se diseñó un modelo de urgencia conocido como ‘camello’. Vaya chapuza. Para aliviar la crisis de transporte, a sádicos ingenieros se les ocurrió instalar un remolque capaz de cargar a 300 o 400 personas, apretujadas como sardinas en lata.
“Gradualmente, se creó una nueva red de transporte de ómnibus en La Habana compuesto por 17 líneas principales denominadas P. Y un grupo de 30 a 40 líneas llamadas alimentadoras con la letra A que antecede al número de la ruta”
La empresa Metrobús, dirigida por el ingeniero Néstor Alfonso, es la encargada de transportar la mayor cantidad de pasajeros en la capital.
Redacción Cubanos por el Mundo.