La destacada artista Rosalía Lourdes Elisa Palet Bonavia, conocida como Rosita Fornés, llegó a su cumpleaños número 95, sintiéndose satisfecha con su trayectoria y la manera de vivir sus días. Cantante y actriz, disfrutó de muchos éxitos en suelo nacional y extranjero, vivencias que la hacen sentir agradecida a su avanzada edad.
“Me encantaba mi trabajo, subir al escenario era mi mejor momento. Mi relación con el escenario ha sido mi vida. Ahí fue donde yo logré el máximo de mi felicidad. Tuve la suerte de cultivar diversos géneros. Y disfruté hacerlos, yo lo disfrutaba todo”, confiesa al medio oficial Cuba Sí.
La mejor conocida como “la gran vedette de Cuba”, fue elogiada por sus maestros de canto antes de dedicarse a ser cantante. Desde sus inicios como solista, la atraparon los géneros musicales de la zarzuela y la opereta, porque lo más le gustaba era “la posibilidad de cantar y también actuar”.
“Me decían que tenía voz de soprano, me pusieron a vocalizar y resultó que llegaba hasta un do sobreagudo. “¡Con esa voz puedes cantar hasta ópera, si quisieras!””, aseguró la artista.
En el cine
A través de la pantalla grande se internacionalizó. Su primera aparición fue en 1939, en la cinta cubana Una aventura peligrosa, a la que siguió Romance musical en 1941. Luego, tras cautivar la pantalla mexicana, siguió actuando en decena de películas, entre ellas, Se acabaron las mujeres, La carne manda, y Del can can al mambo.
“La gente me preguntaba si a mí me habían enseñado cómo moverme, cómo caminar sobre un escenario. La verdad es que no, yo lo hacía espontáneamente. Pero siempre tenía bien en cuenta lo que estaba representando” compartió Rosa.
La artista cree que su verdadero éxito comenzó en el cine en México cuando decidió irse por razones personales, y tras una época de ausencia en la filmografía cubana, llegó su reaparición en títulos como Se permuta, Plácido y Hoy como ayer, los que para ella fue “maravilloso” y lo mejor “la acogida que tuvieron”.
“Creo que a la gente le gustó verme de vuelta al cine, aunque nunca dejaron de verme, porque siempre hice teatro y televisión. ¡Hasta el cansancio!”, apunta.
El premio mayor
Para la anciana, que cuida cada detalle de su apariencia, el premio más grande es “el afecto y el cariño” que ha podido tener es “la manera en que me ha recibido el público, cómo me ha querido siempre”.
A sus 95 años afirma que es una mujer feliz por vivir intesamente.
“Pues sí: noventa y cinco años… ¡Y trabajando siempre! De eso me puedo sentir orgullosa. Yo he vivido intensamente, por eso soy una mujer feliz” confesó.
Redacción Cubanos Por El Mundo
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