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¡Cinismo! El régimen multa y amenaza con demolición a ocupantes ilegales

Más de siete millones de cubanos no tienen vivienda en Cuba y el 70% de las casas están en mal estado

Una ocupante ilegal llora al compartir la angustia que le causan las amenazas del régimen/Captura de pantalla
Una ocupante ilegal llora al compartir la angustia que le causan las amenazas del régimen/Captura de pantalla

“Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa”, aseguró Fidel Castro, ya instalado en La Habana y recién llegado al poder en 1960. Sin embargo, hoy miles de cubanos malviven en chozas llamadas “Llega y pon”, obligados por la imperiosa necesidad de tener una vivienda, aunque sea de palo. Lo peor de su desgracia, es que el mismo régimen que no les provee vivienda, es quien los multa y los amenaza con derrumbar lo único que tienen.

“Vino la gente de planificación física y pusieron multas de 1.000 pesos a todas las viviendas, amenazaron que iban a desbaratar, al fin no demolieron nada y las viviendas se mantienen. Hace como tres meses regresaron los inspectores y multaron nuevamente, incluso a personas que ya habían sido multadas”, relató una humilde vecina del barrio El Gavilán, a Martí Noticias.

Más de siete millones de cubanos no tienen vivienda en Cuba, según los reportes oficiales. Las viviendas que existen, cerca del 70% está en mal estado. Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en La Habana se desploman en promedio tres viviendas diarias, unas 1.000 al año.

Pese a este contexto, los inspectores de Planificación, insisten en sacarle partido a la necesidad de los más desfavorecidos. Sea por negocio personal o por beneficiar al estado, es cruel y cínico, imponer sanciones a quienes sólo buscan resolver una obligación gubernamental, porque es el régimen quien no permite trabajar, construir, acceder a la materia prima necesaria para levantar alguna construcción.

Injusticia

Paradójicamente, los brazos de los que habló Fidel, los de sus funcionarios, sólo trabajan para golpear a la disidencia y decomisarle sus pertenencias, para cobrar a cuentapropistas, para multar a los más pobres y destruir sus ranchitos ilegales, pero de construcción de casas, nada.

“Después que hice la casa me dijeron que ahí no era, me pegó 200 pesos de multa y mandó a los inspectores quienes me ordenaron desbaratarla en no más de tres días, lo hice, entonces me dijeron que iban a ver si me daban un terreno, de eso hace como tres años y aquí no ha venido más nadie” dijo otra vecina de El Gavilán.

Las comunidades asentadas en el lugar, viven aislados de beneficios sociales, escuelas y servicios públicos. Los centros de salud más cercanos se niegan a brindarles la atención por no pertenecer a la zona. Una madre de cuatro niños y embarazada del quinto, dio fe de ello.

“Además de que los niños no tiene su libreta, nadie tiene, tampoco hay escuelas y el médico de aquí de Boyeros dice que no me puede atender y yo vivo aquí mismo. Me negaron la atención sabiendo que estoy embarazada”, aseguró la mujer.

Desespero

Una de las vecinas, sentada sobre un banquito dentro de su ranchito de madera, no pudo contener el llanto al expresar su preocupación por prescindir de un documento que legalice su condición, en la que considera su vivienda.

“El estado debe mirar un poquito por eso y legalizar nuestras casas, darnos una esperanza de que haya una legalidad, porque nadie quiere construir ilegal y todo el mundo tiene problemas. La gente se arriesga por la necesidad, por más nada” exclamó la cubana con desesperación, ahogada en llanto.

Ella no está pidiendo que le den para construir una casa “decorosa” como la que prometió Fidel, tampoco está exigiendo que le den una nueva, sólo está suplicando la dejen en paz en la que, muy humildemente, levantó con mucho sacrificio pero que le da la sensación de cobijo que todo ser humano necesita, aunque se llueva, aunque no tenga baños, aunque sea un rancho.

Piedra hay de sobra Fidel, sí es verdad, y brazos también, lo que no hay para cumplir esa promesa es humanidad y compasión hacía ese pueblo del que te ufanaste tanto y que hundiste en la absoluta miseria. La gran piedra que sí dejaste bien plantada, es la que separa a Cuba de su progreso.

Redacción Cubanos Por El Mundo

Written by Karelis García

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