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La educación gratuita y masiva de Fidel, el logro fallecido de Moscú

La Escuela Vocacional Lenin, modelo de la “educación revolucionaria”, se hunde en el abandono

Edificio del IPVCE Lenin, de régimen interno, está a punto del cierre/Foto de DDC
Edificio del IPVCE Lenin, de régimen interno, está a punto del cierre/Foto de DDC

La maquinaria educacional que emprendió Fidel Castro a su llegada al poder respondió a la creación del “hombre nuevo”, una figura prestada del discurso nazi y del “superhombre” de Nietzsche, mencionado por Adolfo Hitler como el protagonista del nuevo orden fascista en Alemania. Sin embargo, ese legado se viene abajo en Cuba, tras 27 años de debilitamiento luego de la disolución de la Unión Soviética (URSS).

“Cuba tuvo un buen sistema educacional (ideología aparte) entre los años 60 y fines de los 80 del siglo pasado, según los estándares del Tercer Mundo. Se erigió en la Isla una red de escuelas que elevó el piso escolar de la población y permitió formar a decenas de miles de profesionales universitarios. 27 años después de desinflarse por todas partes, siguen alabando la educación en Cuba”, sostiene Roberto Álvarez Quiñones, en publicación de Diario de Cuba.

Mientras que las pretensiones de establecer un nuevo orden fascista mundial duraría 1.000 años, para los nazis, desde el continente americano, Castro y el “Che” Guevara, querían que el orden mundial comunista, fuese infinito. Para ello, equiparon toda una maquinaria ideológica, que les sirvió de puente al resto de los países latinoamericanos, donde hoy se mantienen algunas dictaduras “hijas”, fruto de aquella siembra.

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Infraestructura universitaria

Fidel, quien se sabía de memoria fragmentos de discursos de Mussolini y de José Antonio Primo de Rivera, el líder de la Falange española, se ocupó en levantar la educación universitaria y el lavado de cerebros gozando del financiamiento de la antigua Unión Soviética (URSS).

El dictador ordenó la construcción de 535 gigantescas escuelas de enseñanza secundaria en los campos, de tres y cuatro pisos de altura. Se gastaron miles de millones de dólares durante 22 años, hasta la desaparición de la URSS.

“El propio dictador diseñó en parte el proyecto de la primera escuela prototipo en Ceiba del Agua (1971), provincia de La Habana, ayudado por dos arquitectas y un ingeniero. La educación nunca fue un “logro de la revolución”, sino de Moscú. Sí sirvió para intentar cultivar el “hombre-masa” de que hablaba Ortega y Gasset, el que cree saber y no sabe, o que no sabe lo que debería saber”.

Adoctrinamiento

Fue así como nació la trillada educación gratuita y masiva de Cuba, vendida al mundo como fruto de la equidad y eficacia revolucionaria, un mito expandido con propósitos nada nobles.

“El comandante se acreditaba los honores, pero era el Tío Boris del Kremlin quien pagaba las cuentas, con subsidio ruso entre los 3.000 y 5.000 millones de dólares anuales. La improductiva economía “revolucionaria” era incapaz de sustentar aquellos cuantiosos gastos, muy por encima de sus posibilidades”, explica Álvarez.

El desprecio a la cultura occidental fue sembrado es las escuelas y centros estatizados. La democracia pasó a ser parte de la publicidad enemiga, y así sucesivamente, se sustituyeron muchas creencias desde la infancia, que le permitieron a Castro atornillarse en el poder.

“El verdadero propósito de Castro al masificar la educación nunca fue altruista, tal como lo presentaba la propaganda. Su objetivo fue realizar el mayor lavado de cerebro en la historia de las Américas y dar una versión torcida de la historia, el mundo, la sociedad y la humanidad” asegura el analista.

Esa lavada de cerebros hizo normal que en la Cuba de hoy se vea a niños y adolescentes gritando a los disidentes: “¡Abajo los derechos humanos!”.

Se vino abajo

La Escuela Vocacional Lenin, modelo de la “educación revolucionaria”, se hunde en el abandono. Al menos tres cuartas partes de la escuela han sido entregadas a otros organismos, según Álvarez.

“El castrismo no suprimió aquella insensatez porque se percatara de que eran lesivos para la juventud, sino porque se acabó el dinero. Al cesar los subsidios soviéticos, los enormes inmuebles campestres fueron abandonados. Algunos se convirtieron en refugios de delincuentes y otros fueron convertidos en prisiones, o en viviendas, hoy vacías porque están rodeadas de marabú” concluyó.

Redacción Cubanos Por El Mundo

Written by Karelis García

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