La falta de profesionalismo en algunas empresa de turismo cubanas deja mucho que desear. El reciente “boom” de extranjeros que viajan a Cuba para disfrutar de sus encantos, ha hecho que los guías turísticos desplacen a los vacacionanistas nacionales, esos que se esfuerzan tanto para reunir una cierta cantidad de dinero y poder disfrutar de un rato diferente dentro de la Isla comunista.
Pero un artículo del periodista oficialista Hugo García, publicado en el diario Juventud Rebelde, revela como los cubanos son marginados por sus compatriotas, pues para estos guías ellos son “escombros” por no dejar ningún tipo de incentivo monetario.
Para los guías turísticos, los cubanos son un viaje de escombros”, le dijo el chófer del ómnibus a los vacacionistas que pretendías pasar dos noches en el Meliá Jardines del Rey ubicado al norte de Ciego de Ávila.
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El anécdota fue narrado por el propio castrista, quien viajó con su familia a los cayos.
“Llega el ómnibus y el guía dice que él no va, que no hay mucho que contar en ese trayecto. El chofer precisa que no sabe cómo llegar a ese lugar. Al reservar en el Buró de Turismo hubo que pagar por varios asientos vacíos, porque de lo contrario no salía el ómnibus, y también por el servicio de guía, que ahora no tendríamos. Un viaje un poco azaroso, preguntando, fijándonos en los carteles informativos de tránsito”, relató García.
El periodista asegura haberse quedado “perplejo” luego de que el conductor le revelara la verdadera razón por la que el guía no realizaría el viaje con ellos, lo que para él fue “humillante” y “surrealista”.
“El chofer, que trataba con educación de ayudarnos a superar el primer impacto del viaje, finalmente explicó: ‘Para los guías turísticos, los cubanos son un viaje de escombros’. Todos nos quedamos perplejos, no entendíamos: ‘Porque no dan propinas ni nada y a veces se ponen malcriados’, acotó, cuando reconoció que no comprendíamos bien lo primero que había dicho.
Otras de las quejas que expuso el castrista en su artículo fue la poca atención que recibieron en el hotel y el trato preferencial que se le dá a los turistas extranjeros. Primero que los cubanos fueron ubicados en un bloque que aún estaba siendo reparado.
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“Los cubanos se hacían notar, y el trato hacia aquellos de apariencia foránea se diferenciaba lo mismo en la barra que en el restaurante bufé. Incluso, escuché a una joven criolla protestarle al cantinero ante la demora para atenderla, mientras él se desvivía en sonrisas y floreos con los extranjeros que llegaban después que ella: ‘se ve que yo no tengo los ojos azules”, le increpó la muchacha”, contó.
“Cómo es posible que acabemos haciéndonos sentir mal entre nosotros mismos, lacerándonos la autoestima, esa con la que hemos lidiado con tantos demonios, incluyendo los de las subestimaciones de algún arrogante extranjero”, lamentó
Sin embargo, el rechazo y la preferencia, es algo que los cubanos viven a diario, sobretodo la disidencia, quien a diario es golpeada, vejada, humillada y maltratada por el régimen que tanto García venera.
La experiencia que cuenta el castrista, es la consecuencia de casi 60 años de un modelo político que se ha encargado de dividir a los cubanos y segmentarlos.
Redacción Cubanos por el Mundo