Otro inexplicable suicidio se suscito en Caibarién. El joven Roberto Ferrer decidió quitarse la vida el día donde el amor, según dicen, se impone ante cualquier adversidad, el 14 de febrero, informa Cubanet.
De acuerdo con lo dicho por su pareja, Lisbany Pérez, ambos llevaban una relación sana y libre de problemas, por lo que no se explica que empujó a su compañero sentimental a atentar contra su vida. Pérez alega que entre ellos no hubo discusiones previas, ni tampoco sabe si las tuvo con alguna otra persona. El occiso tampoco dejó carta aclaratoria.
El hecho se consumó dentro de la casa que ambos compartían cuando el reloj marcaba las 7:00 de la noche.
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Tenían la misma edad, 31 años, y llevaban más de seis juntos.
Aunque Lisbany trabajaba ininterrumpidamente como un cautivo en el próspero cayerío circundante de esta ciudad, y antes lo hiciera para la firma de servicios al turismo denominada Geyser, no se conocen antecedentes serios suyos que puedan apuntar a un desequilibrio mental u otras razones atribuibles al rango punitivo.
Ambos convivían con la familia de Ferrer Castro sin grandes conflictos interpersonales en áreas colindantes de la ciudad, pues Lisbany provenía del campo y aquí encontró, con el amor, cobijo.
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El padre del occiso fue quien encontró el cadáver de su hijo suspendido en del suelo.
El creciente índice de suicidios del país continúa confinado bajo llave cual secreto estatal desde la época de Fidel Castro, sean de la naturaleza o el cariz que sean.
Redacción Cubanos por el Mundo
