No se sabe en qué lo agarraron, ni cuáles son sus reales delitos, pero por su condición de revolucionario radical, el régimen le ha otorgado una extrema privacidad en el juicio, según reseña Cubanet.
Orlando Benítez, exadministrador de la pizzería estatal La Veneciana, y quien lleva dos años en prisión provisional, goza de un juicio privado en el cual la Fiscalía solicita quince años de privación de libertad por la presunta comisión de varios delitos contra la economía nacional.
Para mantener hermetismo en el juicio las fuerzas de la Policía Nacional Revolucionaria (P.N.R.) y la Seguridad del Estado (S.E.), han bloqueado por una semana los alrededores del Tribunal Provincial Popular de Guantánamo, ubicado en la calle 6 norte, entre José Martí y Máximo Gómez; afectando a comerciantes y transeúntes.
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Los vecinos están alarmados por la constante presencia de patrulleros o motos de la P.N.R., varias decenas de agentes e informantes de la S.E. vestidos de civil, así como las tropas especiales del Ministerio del Interior (MININT), que el pueblo llama despectivamente “los patuses”, debido a las fuertes patadas que propinan con sus botas militares.
Tiempo
El juicio fue planificado para realizarse durante toda la semana y debe concluir con los informes del fiscal y los defensores, pero ante tantas medidas de seguridad los vecinos desean que el juicio termine para que el barrio regrese a su normalidad.
Una medida de seguridad interna adoptada en este juicio es la asistencia masiva de funcionario de la S.E. vestidos de civil, en el juicio. No permiten pasar a ninguna otra persona en el lugar, según presunciones, para cuidar la reputación del revolucionario.
Antes de ser detenido Benítez fue uno de los dirigentes administrativos más exitosos de Guantánamo. La pizzería a su cargo se convirtió en una referencia emblemática de la maltrecha e ineficiente gastronomía estatal y uno de los lugares más visitados por los guantanameros debido a la variedad de sus ofertas y a los precios de sus platos.
El hermetismo de la Fiscalía ya se había visto en los medios oficialistas, “objetivos” y “revolucionarios”, pese a que la S.E., había corrido una serie de rumores en el pueblo donde someter a la gente a la sumisión es un ejercicio cotidiano.
A juicio revolucionario
Según fuentes cercanas Orlando Benítez reafirmó en el juicio “su compromiso con la revolución” y asumió la responsabilidad por “los errores que pudo haber cometido en el ejercicio de sus funciones”.
Sus vecinos piensan que el tratamiento dado a Benítez se parece más al que merece un peligroso delincuente que al que necesita un corrupto revolucionario.
Ellos olvidan que, para la dictadura que fue capaz de fusilar al más ilustre de los generales cubanos, ningún hombre es intocable; mucho menos el administrador de una pizzería, por muy revolucionario que se proclame.
Redacción Cubanos por el Mundo