“Actualmente hay músicos cubanos en todos los proyectos musicales importantes del mundo. Quizás, siendo modesto, en el 90 por ciento”, asegura, Horacio El Negro Hernández, una de las más representativas figuras de este arte.
Es percusionista y pocos como el han logrado fusionar jazz, rock y música cubana; al tiempo que acompañan a leyendas como Carlos Santana y Dizzy Gillespie, según reporta Martí Noticias.
El cubano es un derroche de talento y éxito. Creció en La Habana en el centro de una familia tradicional cubana influenciada por el amor al jazz estadounidense que expresaba su padre.
“Siendo un niño me incliné primeramente por las influencias de mi hermano, que era un niño como yo, y empecé a tocar rock. Fui estudiando música, comprendiendo la vinculación del rock con el jazz y tratando de convertirme en un músico de jazz. Y de ahí, comprendiendo la vinculación del jazz con la música afro-cubana también, y del rock con música afro-cubana”, resalta “El Negro”.
Sus comienzos fueron en la Escuela Nacional de Arte de La Habana.
A los 14 años fue arrestado por la Seguridad del Estado por tocar música “contra-revolucionaria” en un concierto.
Estuvo tres semanas tras las rejas junto a otros jóvenes cuyo único delito fue escuchar música de rock-n-roll, prohibida por el régimen de Fidel Castro.
Con su titulo de músico en la mano, se ganó el puesto de baterista oficial (house drummer) del sello, EGREM, en cuyos estudios pasaba más de 20 horas seguidas practicando.
Ese fue su postgrado, la base para el resto de su carrera musical.
Trayectoria
Su desarrollo en los años 80 los llevó a colaborar con leyendas de la música cubana como Paquito D’Rivera, Arturo Sandoval, y German Velazco.
Pero no fue hasta que formara parte del Grupo Proyecto que Hernández logró captar la atención de una audiencia global, junto a Gonzalo Rubalcaba.
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“El músico que más ha influido en mi carrera es quizás el pianista cubano, Gonzalo Rubalcaba, que no es menos cierto, es un músico excepcional y yo tuve la dicha de trabajar con él desde muy joven, desde que tenía poco menos de 20 años y ahí aprendí mucho”, reconoció Hernandez.
Saltando de un aprendizaje a otro, “El Negro” se convirtió no solo uno de los percusionistas con mayor demanda alrededor del mundo, sino también en el renombrado arreglista, compositor, productor, e importante impulsor de la música latina, más popular e influyente a nivel global.
Al aprendizaje, le agregó los deseos de conocer el mundo más allá de la Isla, lo que lo inspiró a pedir asilo en Estados Unidos a principios de los años 90, mientras se encontraba de gira.
Resultados
A pesar de no haber vuelto a Cuba, sus raíces no lo abandonaron. Vivió un tiempo en Turín, Italia, donde junto a otros tres músicos cubanos: el trompetista Amik Guerra, el bajista Daniel Martínez Izquierdo, y al pianista Ivan Bridon Nápoles grabó el álbum Italcuba con un repertorio de ritmos clásicos afrocubanos: rumba, guaguancó, danzón, mambo, y timba.
Hernández ha compartido escenario junto a leyendas del jazz como Dizzy Gillespie, Michael Camilo, y McCoy Tyner y ha prestado su talento a álbumes como Supernatural de Carlos Santana y No es lo mismo, de Alejandro Sanz, ambas grabaciones galardonadas con varios premios Grammy.
“En estos momentos, trabajo con 21 grupos a la vez, saltando de uno al otro…eso te hace aprender música de distintos tipos y siempre tener todo eso vivo, y la chispa viva en tu cabeza”, resalta.
Hoy, “El Negro” emplea ese mismo espíritu que lo ha guiado durante su larga y exitosa trayectoria musical. Y como en aquellas sesiones trasnochadas en su Habana natal, continúa comprometido a su oficio, sin dormir.
Redacción Cubanos por el Mundo
