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El régimen cobra impuestos por los almendrones pero nada hace para mantenerlos

Los dueños deben “vivir del invento” para reparar las unidades debido a la escasez de piezas

Almendrones recorriendo La Habana/Foto de Notimérica
Almendrones recorriendo La Habana/Foto de Notimérica

Los almendrones, un atractivo turístico en La Habana por su antigüedad y aspecto conservado, funcionan en su mayoría como unidades de transporte público mejor conocidos como “boteros”, que trabajan recorriendo rutas fijas. El desgaste diario de las viejas máquinas pone en apuro a los dueños, quienes pagan impuesto al estado por las unidades pero no consiguen ninguna colaboración oficial para proveer repuestos o hacer reparaciones.

“No es fácil conseguir las piezas. El Estado te cobra impuestos pero no pone tiendas donde uno pueda comprar las gomas, o el motor cuando se rompe, así que uno vive del invento, adaptando piezas, encargándolas a torneros, ya tú sabes”, explica Enrique González, botero de la ruta Habana-Guanabacoa, a Martí Noticias.

Los autos americanos, bautizados “almendrones”, fabricados entre las décadas de los años 40 y 50 del siglo pasado, fueron reconstruidos en el país durante la crisis que devino en el llamado Periodo Especial, que fue antecedido por el auge de autos rusos, que eran considerados más modernos.

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“Hay muchos carros que ya estaban despedazados, olvidados en un garaje o que sus dueños apenas tenían la propiedad, y fueron reconstruidos desde cero. Les poníamos piezas de cualquier cosa, autos americanos modernos, Lada o Moskovish”, dice Lázaro Mesa, mecánico cuentapropista.

Poco después del triunfo revolución, en Cuba se prohibió la libre importación de vehículos. Esta ley, que se encontraba vigente hasta octubre de 2015, creó en la Isla el parque automotor más antiguos del mundo.

El boteo

Pese a ser altamente contaminantes, las reliquias automovilísticas que en la actualidad sólo pueden apreciarse en gran número en La Habana, siguen operando para prestar el servicio de “boteo”, que oscila entre los 10 y 25 pesos en moneda nacional, según sea la extensión de la ruta.

En rutas como Alamar, La Víbora y Guanabo, la demanda es muy superior a la oferta, lo que ocasiona mucho malestar y enfrentamientos entre los pasajeros. Es un caos total en horas pico.

Otras entradas

Otra entrada económica que pueden tener los dueños de los almendrones proviene de los turistas. Si se trata de un recorrido turístico, el precio no bajará de los 50 cuc (equivalentes a 1,200 pesos cubanos), mientras que un viaje interprovincial desde La Habana a Villa Clara, provincia central con abundantes cayos turísticos, roza los 250 cuc (6 mil pesos cubanos).

Los viajes de nacionales desde y hacia el aeropuerto José Martí, cuestan entre 25 y 35 cuc (600 y 840 pesos cubanos).

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De esta manera los choferes se rebuscan, para poder costear el mantenimiento de sus almendrones. Han tenido que hacer malabares y ponerse creativos para mantenerlos rodando, a pesar de que no existe suministro de piezas ni centros especializados para sus reparaciones. El estado sólo aparece cada año para cobrarles los impuestos, o realizar algún otro control, sin ofrecer alguna facilidad en la venta de insumos o servicios para el rubro.

Redacción Cubanos Por El Mundo

Written by Karelis García

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