Navegar sobre una balsa, adentrarse a la selva, caminar por trochas fronterizas o vivir ilegal toda una vida si es necesario, todo eso hace un cubano por su libertad. Es el caso de miles de médicos y profesionales enviados por Cuba a misiones internacionales, quienes siguen desertando, aunque ya no cuenten con el Cuban Medical Professional Parole (CMPP), creado en el 2006 para dar refugio a los profesionales de la salud en EEUU.
El peor de los casos es el de los médicos que son enviados a Venezuela, un país ahogado en la crisis económica y social, que ni los cubanos aguantan pese a las limitaciones a las que están acostumbrados en la isla comunista. Los galenos huyen del país buscando escapar del régimen cubano y de la grave situación que atraviesa el país. Según reseña de El Nuevo Herald.
“Los médicos cubanos siguen huyendo a pesar de que ya no existe el programa Parole. El gobierno cubano siempre dijo que los médicos se iban porque eran tentados por Estados Unidos. Ya no hay tentación y siguen yéndose. El problema entonces lo tienen en casa”, explica el doctor Julio César Alfonso, presidente de la asociación Solidaridad Sin Fronteras, una ONG con sede en Miami que se dedica a auxiliar a los profesionales cubanos que escapan a terceros países.
Venezuela al límite
Asumir la labor de alguna misión en Venezuela es un riesgo para la vida. Los profesionales cubanos han tenido que sortear toda clase de amenazas y dificultades, desde la corrupción de sus jefes cubanos que los obligan a mentir sobre cifras, hasta la falta de equipos y de seguridad.
“Un día trajeron a uno con las tripas afuera. Tuve que llamar a una ambulancia y gritar que estaba vivo, aunque no era cierto, para salvar mi vida. En otra ocasión fue un robo al centro médico, nos quedamos en silencio mientras robaban para que no nos mataran. Fue aterrador”, relata Misael Hernández, un médico de 27 años natural de Guantánamo.
A su llegada a Venezuela, lo pusieron al frente de un Centro de Diagnóstico Integral (CDI), en Sucre, un estado en el oriente del país asolado por la delincuencia.
“Allí tuve que enfrentarme a la falta de medicamentos y equipos. Teníamos que tener un por ciento de llenado en las salas y utilizar medicamentos más caros para tratar infecciones y otras enfermedades comunes. Era la manera en que el gobierno cubano presentaba más gastos a Venezuela para obtener más beneficios”, señaló Hernández.
La experiencia lo llevó a tomar una decisión, escaparse por las trochas de la frontera con Colombia, ante la imposibilidad de salir del país con su pasaporte cubano. Salió junto a su esposa venezolana y ahora está radicado en Bogotá, ahí trabaja clandestinamente y sin documentos.
“Es duro. Es difícil, pero siempre será mejor que estar en Venezuela. A muchos de los médicos que estamos en Colombia no nos ha quedado más remedio que acoplarnos e intentar trabajar aquí en estas condiciones”, dice el galeno, que estima que existen al menos 1.000 colegas en su situación.
Lucha a muerte
Dayana Suárez, de 27 años, escapó de la misión médica en el estado Lara, en Venezuela, y casi muere en su intento. La odontóloga tenía un año viviendo en Colombia pero como no pudo legalizarse decidió ir hasta los Estados Unidos a través de la selva panameña. En el recorrido un grupo de cubanos la abandonó por un ataque de asma.
“Tengo los pies destrozados por las caminatas. Cuando salí de la selva ni siquiera podía abrir la boca porque del miedo la apreté tanto que la mandíbula se me quedó cerrada”, relata.
La cubana fue asistida por las autoridades y las comunidades indígenas panameñas. Una vez que se recuperó prosiguió su viaje y ahora está en México, esperando un salvoconducto que le permita llegar a la frontera sur de Estados Unidos.
“Sabía que no existía ya el Parole, pero en el infierno de Venezuela no me podía quedar y a Cuba tampoco quería regresar porque temía por mi futuro. Terminé con un herpes de grado tres, pero volvería a hacer esta travesía porque quiero alcanzar la libertad”, dijo la doctora vía telefónica desde México a el Nuevo Herald.
Y como ella, centenares de almas nacidas en el encierro de Fidel Castro, luchan a muerte por mejores días, donde la libertad no sea un sueño sino una forma de vivir y de conquistar su propia superación. Una libertad que ahora, también luchan los venezolanos.
Redacción Cubanos Por el Mundo