En Cuba no hay tiendas para comprar patinetas ni implementos deportivos de skateboarding. Quizá esa limitación fue lo que impulsó a los creadores de un documental, usar la práctica del Skate como escenario para ahondar en las diferentes características de la crisis cubana.
El régimen castrista afecta con su presencia el fluir natural del desarrollo de cada aspecto de la sociedad y el documental Havana skate days, lo pone al descubierto, según El Nuevo Herald.
Ante ello una nueva generación de adolescentes y jóvenes cubanos se levantan al margen de los dogmas oficiales.
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Así es Yojany “Mamerto” Pérez, de 28 años. Sus trenzas largas estilo rasta, su piercing en la nariz, sus tatuajes y la patineta que siempre carga en la mano lo hacen ver más joven.
Se dedica a pintar paredes y arreglar aparatos de aire acondicionado, en las alturas. También trabaja por cuenta propia como dulcero y hace las entregas a toda velocidad con su patineta y un pulóver con la palabra “libertad” en plena Habana.
Mamerto, es uno de los cientos de jóvenes cubanos amantes del skate y protagoniza este largometraje.
En la pantalla
Hacer skate evita que Pérez pierda la cordura. “Cuando patino es como si escapara de los problemas, de la sociedad, de todo esto”, expresa Pérez.
El largometraje, de 85 minutos, muestra tres años de la realidad cubana entre 2014 y 2016. Tiempo en el que Mamerto ve emigrar hacia Estados Unidos a Fernando, Raciel y Yoan, sus compañeros de carreras.
“Te vas quedando solo pal’ carajo”, lamenta.
Mamerto se quedó a vivir en Cuba, al contrario de la mayoría de sus amigos, pero lamenta que el gobierno no se abra al cambio.
“Hay veces que tú dices: mejoró algo [el país]. Pero entonces te cortan y te pasas la vida en eso”, señala Pérez.
Kristofer Ríos, director del documental junto a Julian Moura-Busquets, escoge como escenario el impacto del deshielo en las relaciones entre Washington y La Habana, y la muerte del ex gobernante cubano Fidel Castro.
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El documental recoge además la marcha de las antorchas, una manifestación de miles de estudiantes que conmemoran el natalicio de José Martí, encabezados por Raúl Castro y Nicolás Maduro.
“¿Y ustedes por qué vienen?”, pregunta el documentalista.
“Yo vengo por las jevas [chicas]. Hay una pila de jevas”, contesta sin pensarlo dos veces un joven skater. “Todo esto es ficticio, como en los documentales de Corea del Norte”, replica
Realidad
A pesar de que el skate comenzó a ser considerado deporte olímpico en el 2016 y se espera que compita por primera vez en los Juegos de Tokio del 2020, Cuba se practica clandestinamente.
El Instituto Cubano de Deportes (INDER) no se ha tomado el interés de ver a las nuevas generaciones que practican deportes extremos en Cuba.
Apoyan el boxeo o el béisbol que no son deportes cubanos, pero no el skate argumentando la misma razón.
A pesar de eso, organizaciones de la sociedad civil en Estados Unidos tenían como propósito construir sitios para el desarrollo del skate en Cuba, pero sus buenas intenciones quedaron truncadas por las trabas burocráticas.
Porque el castrismo actúa como el dicho popular: “ni lava ni presta la batea”.
“Ustedes conocen la Ley de Ajuste Cubano, los problemas políticos que existen con el gobierno de Estados Unidos, sobre todo entre la comunidad de Miami y su gran fuerza por el bloqueo”, argumenta Fidel Bonilla, representante del INDER, cuando un norteamericano le propone construir un skatepark en La Habana.
Rene Lencour, fundador de Amigo Skate, quien reside en Estados Unidos, asegura que no es justo que no se pueda practicar libremente en Cuba.
“Nosotros hacemos las competiciones sin permiso. Ni el INDER nos apoya. La verdad es que entramos las cosas escondidos, como si fuéramos mulas”.
En febrero de este año, René Lecour y un grupo de patinadores crearon con sus propios recursos rampas para la práctica del skateboarding en un viejo edificio de Ciudad Libertad, una antigua base militar convertida en escuela.
La juventud califica de “abuelitos” a los dirigentes del país y afirma frente a las cámaras que el sistema “ya no los representa”.
Politización
René González, uno de los cinco espías encarcelados en Estados Unidos y declarado héroe nacional por la Asamblea Nacional del Poder Popular, presidió el Festival sobre Ruedas, lo que demostró que la politización alcanza incluso al primer paso dado para consolidar un movimiento de skate nacional.
Sin apoyo, pero con algo del espíritu de ese “hombre nuevo”, estos jóvenes cubanos construyen sus propias tablas con muy pocos recursos.
“Si tú de verdad quieres hacer algo en tu país, tienes que luchar”, dice Mamerto. “Si el gobierno nos dice: esto no puedes hacerlo porque no es un deporte cubano, nosotros mismos debemos poder sustentarnos”.
Redacción Cubanos por el Mundo