Con un crecimiento de 150 mil en 2008 a casi 580 mil cuentapropistas en 2017. El sector privado ha tomado fuerza en Cuba, según reseña Martí Noticias.
Si a estos se le suman unos 200 mil usufructuarios y 50 mil pequeños propietarios de tierras, y a muchos más trabajadores del mercado informal; se puede decir que hasta el 40 por ciento de la fuerza de trabajo cubana tiene al menos un pie en la economía privada.
Entonces, ¿Por qué el régimen intenta, ahora, ponerle un freno al asunto?
Richard Feinberg, economista estadounidense, en su reciente ensayo para el Instituto Brookings “La economía de Cuba después de Raúl Castro: una historia de tres mundos”, asegura que al régimen le preocupa que la pujanza de los pequeños emprendedores llegue a desafiar la hegemonía de la planificación central el monopolio político del Partido Comunista de Cuba.
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Y el régimen está en lo correcto porque el ataque al sector privado que se ha producido durante décadas, justificado detrás de la hipercentralización que es parte del aparato gubernamental, es lo que mantiene sometido al pueblo.
Lo que sugiere que si ese ataque fuese quitado, la gente tendría acceso a las libertades y se creería con derecho de exigirle más al ineficiente y corrupto régimen.
Más datos
Feinberg, desarrolla en su ensayo que el pequeño pero pujante sector privado cubano ya ha visto como han intervenido prósperos negocios y no esperan menos del apretón normativo anunciado desde agosto por Raúl Castro.
Para este estudioso estos emprendedores representan para el país más que lo que hasta ahora han aportado. Son uno de tres pilares, junto con la dinamización y descentralización del sector estatal y la Inversión Extranjera Directa en sectores prioritarios, en los que se debería apoyar el régimen.
Magnitud
Como al régimen no le interesa publicar índices sobre la inversión privada, quizá para que el sector no se dé cuenta de lo poderoso que es, Feinberg toma como indicador las remesas familiares enviadas desde el exterior.
“Si estimamos las remesas conservadoramente en $ 2 mil millones anuales y asumimos que las tasas de inversión equivalen a un 30 por ciento de esa cifra, en la economía privada de la isla se estarían invirtiendo unos $ 600 millones anuales”, señala el experto.
Coincidencialmente esa cifra, es la misma que el régimen proyecta para 2018 como inversión extranjera, sin sumar además lo referente al turismo privado que representa alrededor de un tercio de los ingresos, o unos $ 1.000 millones anuales.
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Por su parte Emilio Morales, un especialista cubano presidente en Miami de The Havana Consulting Group, ha estimado que la economía privada genera alrededor del 18 por ciento del Producto Interno Bruto.
“Al hacer un uso productivo de estas diversas fuentes de capital de inversión, la economía privada impulsa el crecimiento de la economía nacional”, afirma el ensayista.
No en vano, estas cifras tenían tan alarmado al gobierno en agosto de 2017, produciendo el stop en el otorgamiento de nuevas licencias para muchas actividades previamente autorizadas.
La versión oficial fue que las autoridades necesitaban revisar las regulaciones para evitar abusos y prevenir una acumulación indebida de riqueza privada.
Y más profundamente le temen a que una creciente economía privada pudiera desafiar la hegemonía de la planificación central e incluso el monopolio político del Partido Comunista.
Crecimiento
El desarrollo económico trae consigo crecimiento de la visión empresarial. De allí que los cubanos se hayan atrevido a invertir más y que sus negocios se hayan diversificado hasta el punto que se han generado negocios para suplir necesidades que demandan los cuentapropistas primarios.
Ahora en cuba no hay sólo paladares, heladerías y personas que alquilan los cuartos que le sobran en la casa, sino que hay agencias de publicidad, servicios de contabilidad, planificadores de eventos privados y otras innovaciones.
La economía privada de Cuba, está a pocos pasos de invertirían en sus propias cadenas de valor, estableciendo sucursales o franquicias, o diversificándose en líneas de negocios relacionadas con los que ya operan.
Pero alerta Feinberg: “A menos que el gobierno lo prohíba”.
Redacción Cubanos por el Mundo