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Operativo contra Premio Payá: el G-2 vigilaba la calle de la ‘contrarrevolucionaria’

Un combatiente que participó en el operativo asegura: “es que los opositores no saben moverse según las reglas de la clandestinidad. Son presas fáciles”.

Rosa María Payá, asegura que el pueblo cubano está "paralizado"
Rosa María Payá, opositora cubana y promotora de Cuba Decide. Foto Archivo

No es una fábula ni mucho menos un chiste. El G-2 cubano activa sus defensas para eliminar todo lo que crea una amenaza contra la dictadura. Una vez más lo demostró en el operativo realizado en contra de la segunda edición del Premio Oswaldo Payá, Libertad y Vida 2017.

Impidieron a toda costa que una persona asistiera al evento, con cordones que restringieron el paso vehicular y peatonal, al tiempo que deportaron a todos los extranjeros que quisieron participar entre ellos los galardonados.

II Premio Oswaldo Payá se realiza pese a represión del régimen. Foto: WPLG-TV
II Premio Oswaldo Payá se realiza pese a represión del régimen. Foto: WPLG-TV

Martí Noticias entrevistó a uno de los veteranos que pertenecen a la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana una institución paramilitar que agrupa a oficiales y soldados retirados del servicio activo en las fuerzas armadas o el Ministerio del Interior, para cumplir labores directas del régimen.

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Lo llamaron Damián, trabaja en una fábrica al sur de La Habana y sigue órdenes de la Asociación que gira instrucciones tanto para operativo contra los disidentes a quienes ellos llaman contrarrevolucionarios, como para recoger desechos sólidos los días posteriores al paso de un huracán.

Activismo

Desde hace cuatro años Damian usa un teléfono móvil, con crédito pagado por el Estado, para poder recibir determinadas orientaciones cuando es movilizado.

Le pagan $30 dólares mensuales cada mes, pero como la mayoría de los cubanos, ahorra para poder alimentar a su familia y aun así no le alcanza. Su esposa vende productos en el mercado negro para completar.

Se declara revolucionario, aunque cada vez cree menos en el proceso fundado por Fidel Castro. Inconscientemente lo justifica.

“No se ha encontrado la fórmula para quienes trabajamos vivamos con dignidad. La apertura no solo debe ser económica, también política. No todo el mundo tiene que pensar igual. Vivimos otra etapa. Lo único que sostengo como un principio invariable es que en caso de agresión militar a Cuba, hay que ripiarse conmigo”.

Por eso de ripiarse Damián sigue las órdenes sin importar qué.

“He participado en varios operativos contra las Damas de Blanco y la disidencia. Es como en la guerra. Por lo general, los oficiales de la Seguridad del Estado apenas te brindan información. Por ejemplo, en el operativo en los alrededores del Parque Manila, en el municipio Cerro, el aviso era que la contrarrevolución preparaba una provocación el jueves 8 de marzo”.

Operativo

Damián, sin conocerlo, se refiere a la convocatoria del Premio Payá. No sabe quién Rosa María Payá ni quién fue Oswaldo Payá Sardiñas, su padre.

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Jamás ha escuchado sobre el proyecto Cuba Decide que ella dirige y desconoce su estrategia política.

Días antes había medio leído un artículo de opinión sesgado como todos los de Granma, condenando ‘la injerencia y maniobra anticubana’ de Luis Almagro, secretario general de la OEA, y de un grupo de ex presidentes de América Latina y España.

Pero nunca se le ocurrió que eso tendría que ver con el operativo del Parque Manila.

“El miércoles 7 por la mañana me llamaron de la Asociación para que formara parte del operativo. Las tres veces anteriores no había participado en diversas actividades alegando problemas personales. Esta vez me sentía comprometido a asistir. Cuando supe que tenía que estar de guardia desde las dos de la madrugada hasta las doce del mediodía, me dije, de tranca tener que pasarse toda la noche sin dormir. Pero asistí”, confiesa Damián.

La dictadura convocó a 40 miembros de la Asociación, pero sólo fueron 25.

“Cuando llegamos, un oficial de la Seguridad nos explicó que el operativo consistía en un amplio bloqueo de calles en las cuadras comprendidas desde Primelles y Calzada del Cerro hasta la calle Monasterio, que colinda con el hospital pediátrico Católicas Cubanas”.

Desarrollo

Las instrucciones estuvieron alineadas con lo que reseñó Granma y que Damián, de pasada, leyó.

“El único detalle nuevo fue que la contrarrevolucionaria era mujer y que se encontraba en la casa número 221 de la calle Peñón entre Ayuntamiento y Monasterio. Luego, en el transcurso de la noche, un oficial del ‘aparato’ me dijo que la ‘mercenaria’ y su familia vivían en Miami, aunque ella mantenía residencia cubana. Me contó que hacían todo eso por dinero. Fíjate, comentó, que hace poco se compró una casa en 200 mil dólares. No le dije nada. Tengo parientes en la yuma y una casa de ese precio en Miami no es gran cosa”, subraya Damián.

Los atendieron por lo fuerte del operativo, están organizados para ello.

Pasadas las tres de la madrugada le dieron café fuerte, “del puro, sin chícharos, un pan con jamón y un jugo de cajita. Por la mañana repitieron la merienda”.

En cada esquina o bocacalle habían parejas o grupos de tres o cuatro personas: dos o tres combatientes de la Asociación y un seguroso.

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Los oficiales daban sus rondas en motos o autos Gely. Tenían un puesto de mando móvil y en una tableta, fotos y nombres de las personas que no podían pasar.

“Nosotros teníamos una lista”, confirma Damián.

El operativo tenía tres o cuatro ‘anillos’. “En el principal, la calle donde estaba la disidente, lo manicheaba el G-2. Allí solo dejaban pasar a la prensa extranjera y dos carros con chapa diplomática que asistieron, uno fue de la embajada checa y otro de Estados Unidos”, detalló.

Éxito

Damián cuenta que todos esos operativos se montan con fuerzas combinadas de la Seguridad, la policía y los combatientes de la Asociación o brigadas de respuesta rápida de los CDR.

“Cuando terminamos, nos felicitaron y nos informaron que al evento solo pudieron asistir tres o cuatro opositores que pasaron la noche en casa de la contrarrevolucionaria. Al resto le impidieron llegar”, añadió.

El combatiente se atreve a aconsejar a los disidentes y periodistas independientes:

“Si quieren que sus eventos se realicen, no deben anunciarlo a bombo y platillo, tratar de mantenerlos lo más callado y discreto posible. No pueden utilizar teléfonos móviles, que son monitoreados, y en determinados momentos interrumpidos (pinchados) por la Seguridad. Tampoco decirlo por Twitter, Facebook u otras redes sociales. Lo ideal es tener líneas telefónicas que no estén a su nombre o hacerlo desde teléfonos públicos o casas de amigos y familiares que no estén chequeados como ‘contrarrevolucionarios’”.

Asegura que tienen que prepararse más.

“Dos noches antes de la fecha inicialmente convocada, reunirse por sorpresa en la vivienda escogida. Deben tener en cuenta que cuando son importantes los operativos comienzan antes de las 6.00 de la mañana. A los líderes principales siempre los interceptan mansitos saliendo de sus domicilios. Es que los opositores no saben moverse según las reglas de la clandestinidad. Son presas fáciles”.

Redacción Cubanos por el Mundo

Written by Dayana Fernández

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