Ser opositor les complicó la vida a Enrique Pérez González y a su familia. En el año 1999, en el albergue donde residía, descubrieron que no comulga con las injusticias de la dictadura, así que se quedó sin techo. Antes de eso, residía junto a los suyos en Neptuno 256, habitación 10 entre Águila y Amistad, en Centro Habana, pero en el año 1996 el edificio se derrumbó, según CubaNet.
“Mi número de expediente es 4689/82 y cuando el edificio se cae en el 96 estuvimos 11 días en la calle. Después nos llevaron para Poey 1, que era un albergue de mampostería muy bueno para los que no tienen nada: con baño y cocina dentro de los cubículos. Entonces se filtró que estaba haciendo oposición y me sacaron, porque los albergues son comunidades de tránsito del Estado”, explicó Enrique, quien es sordo.
Su problema de vivienda se remonta a la década de los años 80, cuando en 1982 se le incluyó en una lista oficial de damnificados por un huracán. En el año 2011 se le asignó una vivienda a la que era su esposa para entonces.
“Y no sé si hubo soborno, pero se pronunciaron en contra de lo que está legislado. La madre de mi primer hijo recibió una vivienda en Playa y cogió el expediente mío para beneficiarse ella. Yo estoy casado con ella legalmente todavía y la ley dice que incluso este beneficio, dentro del matrimonio es divisible”, alega Pérez ante su frustración.
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Motivo de expulsión
La primera respuesta con respecto a su situación de vivienda la recibieron en 2015 cuando la Fiscalía General de la República les notificó que debían dirigirse a la Dirección Municipal de Albergue de Centro Habana, informándole que no existía “disponibilidad alguna para darle una solución inmediata”.
La Fiscalía en ese documento, expuso los supuestos motivos que llevaron a la expulsión de Enrique Pérez González del albergue.
“Me pusieron que yo trabajaba en un contingente y que había pedido la baja del albergue. Les envié una carta de riposta, pero no me sirvió de nada”.
Tras su insistencia para obtener solución a su problema, el 12 de mayo del año 2016 fue agredido en una de las salas del Tribunal Provincial de La Habana.
“Después que la tía de mi hijo me dio la ‘galleta’ me dijo: ‘Yo tengo amigos en el MININT y te voy a mandar a matar’. Luego de eso, me costó seis horas que me aceptaran la denuncia”, señaló.
Tras el incidente recibió amenazas de todo tipo, porque no querían aceptar que una oficial del MININT lo había amenazado.
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Herencia perdida
Pérez cuenta que para rematar, su actual pareja recibió una vivienda en herencia de su abuela, lo que hubiese sido la solución al problema, sin embargo, a último momento apareció un supuesto testamento que beneficiaba a otra persona y se quedaron sin la casa.
En unos de sus tantos trámites, la fiscal Yaquelín, en Control y Fiscalización del Gobierno de La Habana, politizó una situación humanitaria y le dijo:
“Esto es revolución, no capitalismo. Mírame bien que yo sé que tú oyes”
Sin derechos, sin consideración alguna a sus discapacidades y sin ápice de condescendencia por su necesidad de vivienda, viven en la Isla los opositores al régimen, sometidos a sus abusos o a alguna de sus injusticias.
La ceguera humana de quienes permanecen cómplices al Estado castrista seguirá pisoteando los derechos de Pérez y su familia, y seguirán sin techo ni esperanza.
Redacción Cubanos Por El Mundo
