La mala administración de los hoteles estatales Central y América, en Santa Clara, sumada a la labor esmerada de los cuentapropistas en hospedajes privados, ha disminuido considerablemente la afluencia de visitantes en los complejos durante los primeros meses del año 2018. Las autoridades han reconocido importantes pérdidas económicas debido a la situación.
“La razón principal para visitar Santa Clara es una tumba. Si no te esmeras los clientes siguen el camino al día siguiente de haber llegado”, explica Yunier, que administra su propio hospedaje en el municipio, según reseña Diario de Cuba.
El más importante atractivo turístico al que hace referencia es el mausoleo del Ché Guevara.
Es así como, la competencia que supone el cuentapropismo, que además no tienen que regirse por las normas establecidas para la empresa estatal socialista, ha conquistado espacios entre los turistas que llegan a Santa Clara, atraídos mediante novedosas estrategias publicitarias de los trabajadores independientes.
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Algunos establecimientos no estatales han ideado estrategias de imagen exitosas como la de Amarillo, Bed and Breakfast, liderada por Saily González y que se presenta a sus clientes como el “primer alojamiento gay friendly de Santa Clara”, una alternativa que se basa en razones comerciales.
Buscando competir
Las quejas de los usuarios que han visitado los complejos estatales también empañan su proyección comercial. En la página web TripAdvisor un turista señala que el América garantizaba “una buena estadía”, pero destacó la “pésima imagen” de las recepcionistas dormidas en el vestíbulo.
“También me parece absurdo que cobren por la caja de seguridad”, apuntó el visitante costarricense.
El escenario genera preocupación entre los administradores de los hoteles.
“Estamos obligados a competir”, dice Jorge Hernández, jefe gastronómico de los complejos, durante una reunión con funcionarios de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
El hotel Central también ha sido criticado porque reabrió hace menos de un año con el portal cerrado a los peatones, además de mudar una parada de autobús ubicada en sus adyacencias. Las medidas parecen aislar más al complejo de sus habitantes, levantando barreras que de antemano restan y no suman a su posicionamiento comercial.
Redacción Cubanos Por El Mundo
